EL RESPLANDOR DE LA CREATIVIDAD

¡Pozo!, ¡ dame la sal y no la sombra!.
¿qué guardas en tu interior?
agua clara, agua fresca,
agua grande o pequeña.
¿Y qué más?
Guijarros que apenas
se ven en su fondo
atrapando el fulgor.
¿Y qué más?,
un dedal de hojalata
que del extremo de la soga
rescata y rescata.
¿Y qué más?
Una niña que puede
con las tormentas,
Y toma el hierro vencido
de las cancelas
de las viejas reminiscencias.
¿Y qué más?
El surco multiplicador de la poesía
que hace vibrar el brocal
y el verde metal
de los arabescos.
¿Y que más?,
El trueno de la menta
columpiándose en la luz.
Lo que ya no es oquedad
y anuncia
el vértigo puro
de la inminencia.

ANA PATRICIA SANTAELLA

A Mayte Martín
Por su audacia e inspiración

SI PUSIÉRAMOS …

Si pusiéramos
La clara transparencia
del corazón  a la luz,
a la infernal y benigna luz,
y nos desabotonáramos el odio,
¡ El odio…!,
al trasluz de ventanales fariseos,
sin los anchos reflejos de la hipocresía,
la oportuna inocencia,
sería lluvia intensa,
amanecida libre y desacobardada
 en la superficie infinita de los bosques,
en las cañadas,
en las albas bóvedas del cielo,
en los hoyos hondos, veraces,
 maduros reconciliados a la tierra.

ANA PATRICIA SANTAELLA

Tu mano

Cada nota se copia a  sí misma.
Los pasos respetan la cadencia de la lluvia,
se abrazan al asfalto haciendo el eco
que anuncia que te acercas calle abajo.
Te estaba esperando.
La canción
que está en la cabeza del hombre que silba
es la canción
que está en la cabeza del hombre que calla.
Lo profundo se hace piel.
Te estaba esperando.
Como gato salgo a tu encuentro
y rozo la espalda contra tus piernas.
El agua de los charcos que pisas,
cuando vuelves a casa,
deja en la alfombra las huellas perfectas
para una fiesta del aire.
Te estaba esperando.
Silencio.
Al entrar en la casa del ruido
una máquina apagada espera…
Tu mano.

G. Luna Pérez Gastón

Peces de alambre

Peces, peces de alambre
cuelgan del techo del salón.
Son metáforas del olvido que,
como máquinas expendedoras de vacíos,
esparcen su aliento mojado por la estancia:
¡Amnesia! ¡Amnesia por compasión!
Sólo quiero retirarme cada noche
y tratar de olvidar el mundo.
¡Muere! Muere memoria inútil,
deja un hueco para el alba.
¡No!
No hagas nada después del pálpito
por que he caído en ti,
en tu recuerdo deshaciendo la cama, 
y en el volumen del desalojo de un beso.
He caído en ti
como este enjambre de peces sujetos con hilo invisible,
como tu ropa en mi suelo, como tú en mis estrellas.
Siempre que te pienso
estás barriendo un caos diminuto y azul
de flores de pensamiento.
Pero…te tengo.
Te puedo tocar como al pasado cuando recupero
una imagen, un sonido, un aliento.
Cuando los fragmentos del ser se unen
para formar la anatomía de un recuerdo.
Peces, peces de alambre,
metáforas que giran en el techo de un salón vacío…
Escupiendo poemas.
El delantal de mi madre secaba mejor las lágrimas.

G. Luna Pérez Gastón