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Entrevista de Juan José Téllez
- Homenaje a Ángel María de Lera
La Linea
“Muchos
llegan hoy a la masonería gracias a Internet”
Sevilla. “En La Línea,
también vamos a debatir el tema de la guerra
o el tema de la paz, que viene a ser lo mismo porque
si educas por la paz educas en contra de la guerra”,
declara Ascensión Tejerina cuando va a emprender
viaje hacia la ciudad campogibraltareña, y
añade: “El domingo, celebraremos allí
una tenida blanca, abierta, con una conferencia sobre
la inmigración. Son dos temas sobre los que
los masones nos pronunciamos. Creo que los masones
a nivel individual y la organización a nivel
colectivo, tienen que pronunciarse sobre temas tan
importantes como puedan ser la globalización
o como pueda ser el desarrollo. Esto es, un pronunciamiento
a favor del desarrollo integral de la persona, no
sólo el económico. Se están olvidando
los valores”.
¿Qué
prefiere que se le llame Presidenta de la Gran Logia
Simbólica de España, o Gran Maestre?
A mí me gusta más presidenta, porque
si lo va a leer la gente de la calle es realmente
el cargo que ocupo, el de presidenta. Lo de Gran Maestre
hay mucha gente que no sabe realmente ni lo que quiere
decir.
¿Está
anticuada la imagen y el léxico de la masonería,
quizá por su discreción?
Yo pienso que, precisamente, en España, es
difícil ser anticuado siendo masón,
porque volvemos a ser legales otra vez en el año
79, a podernos registrar como asociación. Por
lo tanto, llevamos unos veintidós o veintitrés
años trabajando aquí, no es muy antiguo.
Pero si es la imagen total de la masonería,
tampoco pienso que esté anticuada. Quizás
habría que cambiar algunas cosas, algunos signos
externos que nos vienen de una época diferente,
pero lo que es el concepto de masonería, el
método masónico yo creo que no. Es el
estudio del hombre, el conocerse a sí mismo
y a los demás, eso jamás puede quedarse
anticuado.
Pero la merchandise
del rito, si me permite la expresión, ¿no
habría que remozarla?. ¿No desvirtúa
la esencia masónica, tanto mandil, compás
y palaustres?
Quizás los mandiles, los collares y las bandas,
que no son más que símbolos para distinguirse
lo que a veces son unas organizaciones de otras a
nivel nacional, símbolos que se utilizan dentro
de la propia organización y no habría
mucha importancia en cambiarlo. En cuanto al compás
y la escuadra, no, porque parte del método
está basado en ese simbolismo, en todas nuestras
herramientas. El significado que tenía antes
quizás la plomada, pasa a tener otro significado
distinto, pero sigue siendo actual. Es verdad que
muchas veces pensamos que con los sistemas de medición
que hay hoy en día quizá tendríamos
que cambiar algunas de esas herramientas. Pero el
compás y la escuadra siguen siendo tan válidos
para medir la moral o los valores del hombre; hoy
como antes.
Frente al sambenito
de sociedad secreta, ustedes proponen la alternativa
de sociedad discreta, que choca con el hambre de transparencia
de una sociedad democrática, ¿la tenida
blanca es una puerta suficientemente abierta para
que los profanos se aproximen al mundo masónico?
En la masonería, se ha hablado siempre del
secreto y yo creo que hay dos secretos. Uno, un secreto
casi obligatorio en España por la persecución
que hubo. Ni siquiera hubo secreto porque la masonería
desapareció. Pero cuando empezó otra
vez a funcionar, un masón tenía problemas
porque podía perder el puesto de trabajo y
en el ámbito familiar no era bien visto. Hoy
en día, ese decreto ya no tiene validez porque
estamos en una sociedad democrática. No debería
de ocurrir nada por decir que eres masón. Tienes
todo el derecho a serlo dentro de esta sociedad. Hay
otro secreto y pensamos que es difícil explicarlo.
Porque es la propia vivencia. Si no vives algo, por
mucho que te lo expliquen, nunca podrás llegar
a comprenderlo en toda su esencia. Yo te puedo explicar
qué es leer, pero si tú no aprendes
a leer, difícilmente podrás saber qué
es leer. Tú tienes que aprender tus propias
experiencias para realizarlas y hacerlas tuyas. No
vale que nadie te la cuente. De alguna forma, tienes
que ser dueño de ti mismo, vivir por ti mismo
y no dejar que otros te vivan. Ese secreto nunca podrá
ser contado. Que lo vivan, entonces pueden descubrirlo.
En cuanto a lo que decimos que somos discretos, yo
creo que exactamente igual que cualquier otra sociedad.
A mi no se me ocurriría, en Sevilla concretamente,
ir a una reunión de su junta directiva sin
ser socia, primero porque me iban a decir que no puedo
entrar y porque no tengo ninguna preocupación
por lo que decidan dentro, si yo no soy socio. A veces,
no se respeta el derecho de toda asociación
a reunirse a solas para sus trabajos administrativos.
Creo que hemos dado paso a los medios de comunicación
para que veáis los templos, habéis estado
en tenidas blancas, en otras reuniones. ¿Qué
diferencia a una tenida blanca de una tenida normal?
Pues, a veces, ese ámbito administrativo que
la propia Constitución nos ampara para tener
nuestra privacidad como cualquier otra asociación.
La gente está
más acostumbrada la reunión de una directiva
de fútbol que a las tenidas de una logia. ¿Cuál
es el trabajo masónico en los talleres?
Hay un ritual. Cuando trato de describirlo, lo comparo
a un mapa, a un plano de una ciudad para moverte por
ella. Cuando llegas a una ciudad nueva, difícilmente
te puedes mover sin un plano. El ritual es como ese
plano que, de alguna manera, nos enseña a movernos
por nuestros sentimientos, nuestras ideas, por todo
ese mundo interno que nosotros tenemos. Una manera
de comprender lo que es el ritual es ese plano que
nos gestiona la parte emocional. No hay nadie que
nos diga como hacerlo. Vamos descubriéndolo
dentro, nosotros mismos. Dentro del ritual, hay una
parte totalmente administrativa y otra de debate,
con trabajos hechos por los hermanos que pueden ser
de tipo social, de tipo simbólico, una inquietud
que tenga una persona, que haga un trabajo escrito.
Eso genera un debate. Recuerdo que hace poco en unas
jornadas en Sevilla, había un historiador que
decía que de alguna manera lo que hoy es el
Parlamento es una copia de lo que anteriormente había
sido la masonería en las logias. Esa gestión
de la palabra, de no poder hablar cuando quieres,
de tener que respetar al otro, de pensar antes que
hablar, es parte de ese ritual. No hay nada más.
En cuanto al misterio, los rituales están publicados
todos.
¿Qué
barbaridad mayor ha escuchado sobre los masones?
Muchas. No podría en corto tiempo decir todas
las barbaridades que se han dicho de nosotros. Que
somos un lobby o un grupo de poder. Difícilmente
en España, tres mil masones hoy en día
pueden ser un grupo de poder. Además, de todas
las capas sociales. En un grupo donde están
todas esas capas, diferentes maneras de pensar, diferentes
creencias, puede ser compacto. Lo que más define
a la masonería es la libertad de la persona
para tomar sus propias decisiones. He oído
lo del lobby, pero no es tan grave que lo digan. Pero
también he oído que hacíamos
misas negras, que matábamos a gente…
En España, se han dicho tantas cosas de nosotros
que de haber sido verdad hubiera sido imposible mantenerlas
ocultas. Por suerte, los historiadores hoy han demostrado
que no es cierto. Hay historiadores que han escrito
muchos libros, que han investigado mucho y han descubierto
que no era cierto lo que se decía de nosotros.
Tres mil masones y
divididos. ¿Qué relaciones mantienen
con la Gran Logia de España?
Me gusta decir que más que divididos, somos
plurales. Creo que una de las riquezas de la masonería
es su pluralidad. No veo mal ni tiene por qué
haber enfrentamientos porque haya organizaciones distintas,
con un proyecto distinto, pero con los mismos símbolos,
el mismo método y la misma idea de trabajo.
Dentro de lo que es España, las dos más
importantes es la Gran Logia y nosotros, hay diferencias.
La Gran Logia de España es masculina. Nosotros
somos mixtos pero plurales, porque pueden haber logias
masculinas, femeninas o mixtas. En la Gran Logia Simbólica,
no es obligatoria la creencia de Dios. En la Gran
Logia, si. Aparte de esas diferencias, el trabajo
es el mismo. Por lo tanto, no tiene por qué
haber un enfrentamiento sino diversas visiones.
¿Han coincidido
al reclamar el patrimonio masónico?
No hemos coincidido por una razón, porque
nosotros no reclamamos el patrimonio. Otra cosa, bueno,
es que si el Defensor del Pueblo se pronunciase y
se decidiese que hubiese una devolución, la
aceptaríamos pero para devolverla otra vez
al pueblo. Si hay una devolución del patrimonio,
que sea para convertirse en centros culturales, en
bibliotecas, en lo que pudiéramos hacer, en
ayudas a ONGs. Yo pienso que la masonería que
hay ahora no es la heredera del patrimonio de antes.
Todo estaba a nombre de personas y quizás los
herederos sean los hijos y los nietos de aquellos
que mataron, de aquellos que fusilaron o tuvieron
que irse afuera. El patrimonio que nosotros reclamamos
es el patrimonio del honor. El nuestro lo tenemos
que ganar nosotros. Me refiero al honor de aquellas
personas que fueron muy difamadas y no ha habido un
pronunciamiento por parte del Estado o por parte del
Gobierno, diciendo que era mentira todo lo que se
dijo de ellas. Y si no se les restituye ese honor,
los hijos y los nietos de aquellas personas, pueden
tener alguien en la familia que piensen que no tenían
honor porque fueron juzgados y fusilados, a veces
peor que un criminal, por sus ideas filosóficas
mezcladas a veces con las ideas políticas.
El patrimonio de la memoria es para ellos y es lo
que nosotros pedimos.
¿Qué
piensa su familia sobre su compromiso con la masonería?
Mi marido es masón también. Toda nuestra
familia y nuestros amigos lo saben. Incluso si hacemos
nuevos amigos, lo decimos. No tenemos ningún
problema en decirlo, como si pertenecemos a cualquier
otra organización. Toda la familia participa
con un respeto que siempre han tenido hacia cualquier
cosa que yo he decidido hacer.
Quien quiera ingresar
en la masonería, ¿tiene que esperar
a que alguien lo presente?
Antes tenía que ser presentado, pero desde
hace mucho tiempo no es así. Muchos llegan
a través de Internet, que es una de las vías
más abiertas para el conocimiento de la gente.
Otros llegan porque te conocen, porque escriben al
apartado o a tu dirección una carta. Nosotros
nunca le diremos a alguien que entre en la masonería.
Nunca haremos proselitismo. La persona es la que tiene
que decidir entrar.