Actividades y Tertulias
 
Tertulia mes de julio, poetisa invitada PILAR REDONDO, de Cordoba

 


PILAR REDONDO, nace en Córdoba



Desde Pequeña le gustó leer y escribir. Pertenece a un club de lectura, también a  la Asociación Literaria Hasday, donde entre otros proyectos editaron varios libros de cuentos y poesía a beneficio de Cáritas y colabora con todos los colectivos culturales que se lo solicitan. Sus poemas y microrrelatos están publicados en diferentes antologías. En su humilde obra toca varios géneros literarios:

• Poesía: “Quejíos del alma" y “La piel del alma”, ambos pertenecientes a la Coleccion “IBN  HAZM”.

• Relato: “Relatos atormentados”, perteneciente a la “Colección Guadalquivir”. Está compuesto por relatos, microrrelatos y algunos poemas.

• Cuento: Es la impulsora de la “Colección Albolafia”, cuyo símbolo es la rana Clotilde. Los cuentos de Pilar se dividen en dos partes, los protagonizados por la rana Clotilde y otros por otros personajes independientes.

Entre los cuentos protagonizados por la rana Clotilde hay dos escritos especialmente para la conmemoración del Centenario de "Platero": "Los diálogos de Clotilde y Platero" y "Clotilde y Platero se hacen reporteros".

Otro para la festejar el Milenario de la Taifa de Ronda: "Clotilde la de Ronda".

Otro en homenaje a los 400 años del fallecimiento de Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. Titulado: "Clotilde del Toboso".

Después en esta colección publicaron otras autoras.

• Novela: Todas las novelas las ha escrito conjuntamente con Don Julio Merino, afamado periodista, reconocido Académico y vehemente escritor.

- “Vittoria Colonna, el gran amor del Gran Capitán”. Esta novela recoge algunas de las vivencias de Gonzalo Fernández de Córdoba en su estancia en Italia, mientras combatía en las Batallas de Ceriñola y Garellano.

- “Las marionetas de cuspis”. Una novela política, ambientada entre Qatar, Argentina y Madrid.

- “Trilogía de la Reconquista”. Está compuesta por tres novelas que recogen la Reconquista de Toledo, Córdoba y Granada.

• “La princesa del jazmín”.

• “La boda cautiva”.

• “Leila de Granada”.

“Trilogía de los Dioses”. Llevan dos escritas y en breve comenzaran con la tercera. Abordan el tema de la Mitología.

• “Cuando los Dioses se hacen humanos”. Es la historia de Helena, Paris y la Guerra de Troya.

• “Penélope la Reina tejedora”. Es la historia de Penélope y Ulises.

Con el grupo cultural Los Grandes de Córdoba han puesto en escena varias lecturas teatralizadas: "La tragedia de Séneca" y "Napoleón, los últimos días en la isla de Santa  Elena"

Junto con Francisco Muñoz, realizan las rutas culturales guiadas: "Los Grandes de Córdoba" y "La ruta de la Batalla de Munda".

Organiza eventos culturales y va a los colegios a ejercer de cuenta cuentos. Ha participado en muchos recitales, encuentros, congresos, etc. Alguno de ellos solidarios: Por la paz en el mundo. A beneficio de Cáritas. En contra de la violencia de género. En apoyo a los donantes, etc.



Ha trabajado en dos programas de Canal Sur: "El público lee" y "Pido la palabra".

Este año 2017, el Aula de Cultura del Colegio de Médicos de Córdoba la eligió para formar parte del jurado de la Semana Cultural Galeno, en el apartado de poesía y narrativa.

Participa todos los años en festivales literarios-poéticos como: Cosmopoética, Grito de mujer, etc.

Es colaboradora habitual del  Colectivo Cultural Giner de los Rios, participando en las tertulias de poesías “El Cinco a las Cinco” y la presentación de sus cuentos a los escolares rondeños

Puedes conectar con la autora en: E-mail: piredo@yahoo.es


 



Pilar Redondo, de Cordoba









portada libro
 


INTRODUCCIÓN: LOS “ACRÓSTICOS” Y “PENSAMIENTOS” DE PILAR REDONDO



El día que presenté el último cuento de Pilar Redondo en la Feria del Libro del 2016 escribí unas palabras que ahora me complace reproducir. Dije entonces:

“Buenas tardes y saludos cordiales. Cuando hace unos años decidí poner en marcha la “Editorial JM”, con la intención de ayudar a los jóvenes escritores cordobeses que no tuvieran posibilidades de publicar sus obras, no sabía que en el camino me iba a encontrar algunas verdaderas joyas literarias.

En la “Colección Ibn Hazm”, ideada especialmente para descubrir nuevos valores poéticos cordobeses, me topé con Pilar y en cuanto leí sus primeros poemas comprendí que tenía en mis manos un diamante en bruto que merecía brillar con luz propia. Inmediatamente envié aquellos poemas a la imprenta y como primer libro de la colección se publicó con el título de “Quejios del Alma”.

Entonces ya escribí de ella estas cosas:

"Abuelo, ¿por qué lloras?. Hijo mío, yo no lloro, llora mi alma. Abuelo, ¿pero el alma llora?. Sí, hijo mío, sí, las almas lloran, y se quejan, y sufren, y a veces, muy pocas veces, se ríen..."

Pues, eso son los "quejios" de esta inquieta, rebelde y misteriosa Pilar Redondo que usted, lector, tiene ahora en sus manos: lágrimas del alma, lamentos de un alma atormentada que busca, y a veces descubre, las verdades ocultas del ser humano.

Confieso que cuando leí los primeros 20 "quejios" de los ciento y pico que me entregó me quedé tan desconcertado que hasta tuve que frotarme los ojos para convencerme de que no soñaba. Allí estaban, allí estaba el juego de palabras, de conceptos, de metáforas cruzadas y entrecruzadas más curioso que había leído en mi vida.

Uno en concreto me rompió mis esquemas, decía, dice (nº 17):

Solo Prohibido

"Soy el caramelo prohibido que anhelas saborear,

el azúcar en estado puro, el sueño con el que fantaseas.

Soy el pecado que quisieras cometer,

la fe en la que te gustaría creer.

Soy el juego al que ambicionabas jugar,

el Clínex que desearías usar.

Soy ese nombre que no puedes pronunciar.

la primavera que procurarías vivir,

el jabón con el que te apetecería lavarte.

Soy el idioma que jamás aprenderás,

la guerra en la que nunca lucharás.

Soy el cáliz sagrado del que no puedes beber,

el momento que te gustaría vivir,

un misterio por descubrir.

Soy el ayuno con el que sueñas,

la tecla que quisiste tocar.

Soy la copa que con tus labios deseaste rozar,

el tabaco que siempre quisiste fumar,

Soy la droga que nunca probarás.

Soy la sangre que hubieras querido para tus venas,

el virus que anhelabas incubar,

esa flor que siempre deseaste deshojar,

la asignatura que te hubiera gustado estudiar.

Soy el fuego que no puedes encender,

el valor que desconoces, el corazón que no tendrás.

Soy la inspiración, la esencia,

la musa del escalofrió que

estas sintiendo ahora mismo..."



Y eso sentí yo: un escalofrío de placer literario. Porque no se puede describir más bellamente el ansia del enamorado de un amor inalcanzable.

Y así llegué hasta el 50. No podía creerlo. Aquello no era poesía, pero lo que leía me emocionaba, me alteraba, me impactaba y removía algo en mi interior. Porque Pilar no canta, ni escribe poesía tal vez... Pilar le hace hablar a su alma y con eso se conforma, sus “Quejios” le salen sin concierto de lo más hondo, o sea, como ese “duende” del flamenco que pone de pie hasta las piedras y que hace que las palabras se transformen en palomas. ¡El “duende”!. Ese es otro de los milagros de Pilar Redondo. Ese “duende” que sólo se aposenta en los elegidos y en los predestinados. O sea, descubrí que Pilar Redondo era una gran poeta.



Pero, poco más tarde abrí la  “Colección Guadalquivir” de Relatos y también a ella le pedí que me escribiese alguno... y confieso que cuando me entregó el primero, que titulaba “La Piconera”, y lo leí quedé anonadado. Porque la fuerza trágica que insufla al personaje, que por un amor imposible mata a la amada pone la carne de gallina y eriza los cabellos. Entonces escribí:

“Cuando muere en la arena Ignacio Sánchez Mejias, el torero, Federico García Lorca no le dedica un Soneto, ni unas Rimas, ni un Romance, le escribe lo que él llama un “Llanto” (“Llanto por Ignacio Sánchez Mejias”), porque sus versos son como las lágrimas que llora su alma por el amigo desaparecido. “¡No! ¡Qué no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena!”. Pues bien, eso son los 75 “Quejios” de la joven escritora cordobesa Pilar Redondo que se recogen en este cuarto tomo de la “Colección Guadalquivir”: lágrimas que lloran su alma atormentada, misteriosa, (también lo son sus “Relatos”) por los misterios de la vida y de la muerte.

Pero, además, Pilar Redondo descubre las posibilidades infinitas que tiene la lengua castellana y jugando arbitrariamente con las palabras en apariencia sin sentido alcanza la belleza máxima de un texto literario. ¡Sorprendentes “Quejios” que emocionan al lector y le hacen volar a ese mundo de placeres “jondos” y profundos del flamenco andaluz!”.

O sea, que tras publicar los 6 “Relatos Atormentados” que compusieron el libro descubrí que Pilar Redondo, además de poeta, era una gran narradora.

Luego, un día hablando del Gran Capitán le propuse que escribiésemos juntos una novela sobre el gran amor de Gonzalo de Córdoba (más de 500 páginas) y también en el trascurso de aquella escritura me sorprendió. Porque hubo un momento que hubo que inventarse una serie de “historias” para entretener a los protagonistas (algo parecido al “Decamerón” de Boccaccio) y las escribió ella. En mi criterio fueron las páginas más bellas de la novela... y no me resisto a leerles en síntesis una de ella porque ahí se ve mejor que en otros escritos suyos la sensibilidad que esta mujer lleva en su alma poética.

“Pues si la historia que nos han contado estas noches pasadas nuestra queridas Isabel y Helena eran extrañas la mía no lo es menos. La mía también es un sueño. Ahora me encuentro en un febril proceso de creación porque quiero componer algunas notas musicales sobre un texto que habla del llanto de Boabdil al abandonar Granada y aunque le pongo mucho interés y me gusta mucho me está costando. Soy muy exigente conmigo mismo, nunca me parece que esté terminada y bien, por ello cambio una y otra vez y vuelvo a empezar. Varias veces me he ido a dormir con fiebres debido al esfuerzo que hago y al disgusto que me causa no terminar la partitura como me gustaría hacerlo. Y una de estas noches es cuando se produjo mi sueño.

Soñé que yo era una guitarra y estaba expuesta en una tienda de instrumentos musicales junto a otros instrumentos, las personas llegaban y antes de comprarnos nos cogían y probaban para comprobar si nuestras notas y acordes les gustaban. La tienda donde estábamos se llamaba “Al compás de los acordes” y estaba ubicada en Granada, muy cerca de la Alhambra. Por la noche organizábamos unas fiestas animadísimas, yo tenía especial conexión con la pandereta. Muchas veces nos quedábamos los últimos hasta terminar extasiados. A veces el señor que atendía la tienda nos escuchaba hablar, y procedía a frotarse los ojos y mojarse la cara, en más de una ocasión le escuché comentar con un amigo suyo que frecuentaba la tienda, “estoy tan cansado que a veces creo escuchar a los instrumentos que hablan entre sí”. El laúd y la cítara tenían muy buen entendimiento entre ellos, un día vino un señor y los compró a los dos. Me alegré por ellos que iban a estar juntos, aunque dejaron un gran vacío en mi alma. Esto me hizo pensar inevitablemente en el momento de la despedida, pues cualquier día llegaría a la tienda alguna persona y compraría a la pandereta, y mi alma quedaría partida en mil pedazos. Y ese día no tardó en llegar, la compraron para llevársela a la Alhambra. El momento fue durísimo, nos abrazamos llorando y no queríamos separarnos. En los días siguientes los demás instrumentos intentaban consolarme y conseguir que yo estuviera distraída para no pensar. La darbuka me daba muy buenos consejos y aprendí mucho de ella. Pero llegó el día definitivo, llegó un señor a la tienda, quería un instrumento para regalar a una princesa de la familia Real, el corazón se me aceleró. Tenía que conseguir que me eligiera a mí. Fue probando diferentes instrumentos y cuando llegó a mí, emití las notas más bellas que pude. Él dijo: “No lo dudo, me quedo con la guitarra”. Yo me puse muy feliz. Llevaba ya varios días en la Alhambra y todavía no había visto a la pandereta, aunque sabía que era cuestión de tiempo. Una tarde nos reunieron a varios instrumentos y comenzaron a tocarnos, la pandereta no estaba, pero pensé que haría su aparición en cualquier momento. De pronto vi acercarse hacia mí una bella princesa y el corazón quiso abandonar mi pecho. Me cogió y tocó unos acordes, de pronto me dijo: “Sé que eres tú”. Besó mis cuerdas, y como por arte de magia me vi convertido en lo que soy, un hombre, un príncipe. Nos miramos a los ojos y nos reconocimos rápidamente. Nos besamos con efusión y nos pusimos a bailar con entusiasmo. Y en este preciso momento es cuando desperté porque Estefanía me estaba zarandeando y besándome en los labios.

Veo que el asombro os ha embargado”.

Y he dejado para el final su pasión por los niños. Estábamos un día corrigiendo las pruebas de sus “Quejios” cuando la oí hablar por teléfono sobre un cuento que le habían pedido para una obra que se iba a hacer para “Cáritas”. Y curioso como he sido siempre le pedí que me lo dejara leer. Era el primer original de “La Rana Miedosa” y de nuevo quedé sorprendido. Porque aquella ranita me conquistó como en mis años jóvenes me conquistaron la “Cenicienta”, “El gato con botas” o “Caperucita”.

Y fue aquel primer cuento el que me dio la idea de crear una “Colección de cuentos para niños cordobeses”. Y no me arrepiento, porque ya se han publicado verdaderas joyas de la literatura infantil.

Señores, podía seguir toda la tarde hablando de Pilar Redondo, pero como habrá que hablar mucho más de esta escritora en el futuro hoy me limito a decir que estamos ante una persona que tiene un alma gigante de niña y una imaginación portentosa.

Nunca había visto una persona que se identificase más con sus personajes que Pilar Redondo. Especialmente con su Rana Clotilde... tanto que ya cuando hablo con ella en lugar de llamarla por su nombre la llamo Clotilde.”

Y ahora Pilar nos sorprende desde el futuro soñado (que para ella ya es presente) con esta obra increíble y única, porque increíble son los acrósticos y los pensamientos que incluye en ella. No son poemas, yo diría que son una explosión de bellas palabras (nadie sabe como Pilar unir palabras bellas) que nacen en “la piel del alma”, de su alma pura y no contaminada.

Pero, ¿qué es un “acróstico”?

Por encima de todo un acróstico es un juego, un crucigrama, que se juega destacando la primera letra de cada verso y uniéndolas en vertical forman un nombre o una frase. ¡Ay!, pero, como todo en la vida y en el Arte, el acróstico puede ser algo vivo que esconda amor, amistad o admiración o simplemente una piedra que sólo despide astucia y picardía. Pilar une ambas cosas en cada uno de sus acrósticos y por ello hace una obra de arte que llega al alma y provoca sensaciones de paz y armonía, y otras de inquietud.

La historia del acróstico arranca casi con la literatura, porque ya en la antigüedad clásica aparecieron por primera vez. Famoso fue el acróstico que en el siglo IV le dedicó el poeta Porfirio Optaciano al emperador Constantino el Grande y que le valió el perdón del destierro.

Famoso fue, siglos después, el que introdujo Fernando de Rojas en “La Celestina” (1499) dedicado al Bachiller:



El silencio escuda y suele encubrir

Las faltas de ingenio en las torpes lenguas;

Blasón que es contrario publica sus menguas

Al que mucho habla sin mucho sentir.

Como la hormiga que deja de ir

Holgando por tierra con la provisión,

Iactóse con alas de su perdición:

LLeváronla en alto, no sabe dónde ir.

El aire gozando, ajeno y extraño,

Rapiña es ya hecha de aves que vuelan

Y famoso fue el que le dedicó Patricio de la Escosura en “La Corte del Buen Retiro” (1857) a la Reina Isabel II:

Ira del cielo, amor, fueron tus tiros:

Sobre el que adora un imposible objeto:

Arde y su fuego, que ocultó el respeto,

Bramando exhala en rápidos suspiros.

En vano ablandan bronces y porfiros

Lágrimas de dolor. ¡Cruel Aleto!

Dura suerte! No muda un solo afeto,

En tanto el hombre cambia en raudos giros.

Bárbaro amor, concede una esperanza,

O que á olvidar me mueva su desprecio:

Rompe, sino, los lazos de la vida:

Baste ya lo sufrido á tu venganza

Oh! no escuches, amor, ni ruego necio:

No: ingrata sea: nunca aborrecida.

Pero, también los hubo curiosos. Porque curioso fue que Alfonso X el Sabio comenzara cada una de “Las siete partidas” con una letra de su nombre para que se pudiera leer ALFONSO.

Y curioso fue el que introdujo Luis Tovar en el “Cancionero general castellano” (1511), porque además del acróstico con las primeras letras de cada verso consigue fijar los nombres de ocho mujeres ocultos entre las letras del poema: Eloysa, Ana, Guiomar, Leonor, Blanca, Isabel, Elena, María y Francisca.

Feroz, sin consuelo y sañuda dama,

Remedia el trabajo a nadie creedero,

A quien le siguió martirio tan fiero,

No seas leon ó reina, pues t'ama.

Cien males se doblan cada hora en que pene,

Y en tí de tal guisa beldad pues se asienta,

No seas cruel en así dar afrenta

al que por te amar ya vida no tiene

Pero, como no solo de pan vive el hombre, Pilar nos deleita además con unos cuantos y bellísimos “Pensamientos” que le salen, y desde el fondo de la piel de su alma, ese alma ardiente que desborda su cuerpo.



Ella escribe:



“La sonrisa del espejo recoge amapolas de mis labios sin vestiduras”

“El silencio y el dolor esperan mi respuesta. La promesa acorazada se bebe la vida. Este es el lenguaje del amor”.

“El color de lo invisible atrapa los restos mortales de mi alma. Las recientes heridas queman el futuro”

“El olvido deposita las fosilizadas almas sobre las secretas esquinas donde se dibujan el perfil de un beso”...

¡Ay, y el lector se queda atónito, porque ve, presiente, siente, que Pilar le está robando su alma y su mente!... que sin entender lo que esconde en sus “Pensamientos” el corazón se le escapa en pos de tanta belleza. Que ya lo dijo Pascal: “El corazón tiene razones que la razón no entiende”





Y hablando de Pascal.



También Pascal nos dejó un gran manojo de “Pensamientos”, de los que seguramente habrá bebido esta Pilar Redondo. Lean:

“La virtud de un hombre no debe medirse por sus esfuerzos, sino por sus obras cotidianas”

“Vale más saber alguna cosa de todo que saberlo todo de una sola cosa”

“La elocuencia es una pintura de los pensamientos”

“Si no actúas como piensas, vas a terminar pensando como actúas”

“De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero”.

“Cuando no se ama demasiado, no se ama lo suficiente”...

¡Dios, así escribe, piensa y siente Pilar Redondo!... Una joven que, ella misma, no sabe que es y será una joya de las letras cordobesas. Pasen y lean.

Aunque no me resisto a reproducir el acróstico que un amigo común, Gabriel Araceli, le dedicó con motivo de su santo, la Virgen del Pilar:

Podías ser una mujer perfecta

Incluso una mujer “10”

Luna llena en la noche oscura

Al amparo del hombre que te ama

Rara eres en este mundo de mediocridad

¿y qué eres?

Rosa roja que se marchita

Entre palabras bellas y poemas,

Dando vueltas sin saber dónde vas

O avispa que siembra veneno

No, no equivoques tu camino

Date el placer de reconducir tus pasos

O morirás sin saber lo que es el amor.

En resumen, Pilar Redondo es una gran escritora de cuentos infantiles, una brillante narradora de Relatos, una novelista en ciernes y sobre todo, y por encima de todo, es poeta y los poetas, ya se sabe, son seres únicos. Sus "Pensamientos" me han hecho sentir al leerlos lo que sentí al leer por primera vez los "Proverbios y Cantares" de mi admirado Antonio Machado.

JULIO MERINO

Periodista. Miembro de la  Real Academia de Córdoba

















 















 












 
 

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