MAITE GARCIA

Si tuviera que destacar a alguien que me escucha, me comprende, está en los momentos críticos y presentes en los positivos, sin dudarlo ese alguien es la poesía. La poesía ha sido un género que me ha acompañado a lo largo de mi vida. Quisiera destacar en todos estos años un poema que tomé en la memoria (cuando todavía no sabia leer) y sin lugar a dudas determinó mi total admiración por el mundo de la poesía.

Siempre ha habido un verso en cada acontecimiento de mi vida, y como ya dice el refrán “es de bien nacido el ser agradecido“, debo de estar eternamente endeudada con ella. La poesía me ha abierto puertas imposibles de abrir, y caminos imposibles de atravesar. Por lo que he aprendido a crearla y valorarla de la mejor manera posible. Y aunque mi creatividad en ocasiones se ha visto suspendida, siempre encontré el momento para continuar aquellas palabras que dejé olvidadas algún tiempo atrás.

A todo esto debo añadir mis contados artículos periodísticos, que aunque los hay que aun no han visto la luz, me han servido para criticar aquellos acontecimientos sociales, que para muchos pasan de largo. Si una tarde de éstas tienes la oportunidad de leer algunos de mis trabajos, podrás pensar que sólo soy un poetrasto, que paso del tema, o simplemente que mi cabeza está llena de pájaros. A ello mi respuesta seria que a mis veintidós años, me queda mucho por recorrer, empezando por valorar y mejorar mis propios poemas.

No es silencio.....

No es silencio cuando callas
ni murmullo cuando ríes,
ni alma muerta en pena,
ni silencio , ni condena
ya ves lo fuerte que son mis cadenas.
Cadenas que me aprietan el alma
que me aprisionan el existir,
ni morir yo quiero,
ni querer así.
Y dónde queda el silencio que me condena
¿ y dónde ,dónde queda?
¿Tal vez aquí?
No es silencio cuando callas
ni murmullo cuando ríes,
ni alma muerta en pena
ni silencio, ni condena,
ya ves lo que aprietan mis cadenas.

Maite García Chavez

Posible Crónica de un supuesto Viaje ...

¿ Tertulias de Poesias ?

por: EL VIAJERO

XXII

Nos recibieron los mirtos y el rumor del agua, la transparencia del aire y las paredes blancas, restos de azules y rojos en las delicadas yeserías y las maderas labradas. Un espacio así predispone al alma para dejar escapar parte del misterio que la envuelve, para manifestar parte de lo inexplicable que la conforma.
Y en este espacio tomaron cuerpo la voz hecha música, la guitarra casi hecha voz, la palabra transformada en imágenes y las imágenes cargadas de sugerencias y referencias literarias. Todo transmutado en todo sin dejar de ser. Todos los caminos convergiendo, todas las emociones confluyendo después de pasar por el tamiz del intelecto, después de ser depuradas por las sinapsis originarias.
Punto de encuentro, hay momentos en que los espacios se convierten en auténticos puntos de encuentro donde se está vivo, con todas las neuronas despiertas, con todos los sentidos alerta para no dejar pasar ni un segundo en todas sus posibilidades de disfrute, ni un solo milímetro del ser sin recibir todo cuanto es capaz de aprehender, de recoger y dar en un flujo permanente de lo «inexplicable» que nos construye, que nos define, que nos identifica.
Y sucedió allí, y fuimos vívidos testigos, y...el rumor del agua.