Amigo, descansa
¡Has tenido que rendirte...!
Precisamente hoy, colega;
cuando escruto el horizonte,
en busca de los gigantes,
que envistió Don Quijote
con valentía indudable.
Has
tenido que marchar hoy,
cuando, como el noble guerrero,
defendiendo estuve, seguro
de mi carácter natural,
contra el “agrícolo” gobierno,
comensal, pesar de la tierra,
frente a Atocha, otro desierto.
Has tenido que dejarnos hoy,
cuando satisfecho el gigantón,
nos habrá visto como hormigas,
si es que se preocupó de mirarnos;
pero no habrá agricultor,
que quiera ser sudor que se bebe,
o el perro, que abandonado y flaco
ha de rogar gracia, como siempre.
Te has ido sin advertirlo, hoy;
cuando entregado a la justa lucha,
no podía sucumbir al descuido;
cuando Neptuno, en su pétrea fuente,
recibe el fresco baño de los dioses;
o Velázquez, desde su pie de granito,
parece esperar el cuadro que pasa,
para combinar las lejanas voces
y una partida. Amigo, descansa.
Tomás del Charco
La casa de la ribera
¡Ay..., la derruida
casa de la ribera...!
¡Cuántas historias entre sus paredes!
Alguien la mandaría construir iluso;
alguien tuvo en ella que ser habitante;
alguien tuvo en ella el amor que gozar...;
alguien tuvo en ella que llegar a la vida,
y ahora, con el peso de las historias,
abandonada al cansancio de los años,
se va desmoronando poco a poco;
quizá, para unirse a los gastados huesos
de quienes se juntaron para construirla,
de quienes en ella tuvieron refugio
y gozaron bajo su cálido techo.
Y es que las viviendas también se van,
después que sus dueños, tiesos se fueren.
se acabó el amor, esmerado cuido
y el eco del silencio raja paredes....
Las paredes que, tierras van simulando,
mientras la carcoma la madera acaba,
pierden la fuerza que las une y las fija.
¡Cuánta nostalgia...; de historias que fueron...!
¡Ay..., la derruida casa de la ribera...!
Tomás del Charco
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Quisiera saber
Quieres saber de dónde vengo
dónde nací
por qué estoy en tu tierra déjame decirte quién
soy
soy ángel del cielo
soy de la tierra del amor que se escondió
soy de la hermandad de ojos húmedos
y corazones rotos
déjame
decirte
casi como si no existiera
soy error del tiempo
(busco indicios de verdad)
soy el odiado del dueño
vengo del imperio
soy pecado original
soy puerta siempre abierta
errante casi muerto voy
soy polvo en los caminos
me siento en ruinas
soy la pesadilla de mi juventud
soy mi propio fantasma
de dónde soy me preguntas
con intención
no soy del pensamiento estrecho
ni del corazón de piedra
no soy ojo fijo
ni vida gris
soy
“incontrovertible teodoric in an apt sentence”
Emilio Pozo
Profecía
no digas nada
sé indiferente
lo alto sin forma
rechaza
tartamudea de esperanza
apaga el fuego existente de las cosas
todo diferente
la alfombra mágica
realidad de hierro y metal
lejana la ignorancia ansiada
disfrazada de letras reine
nacida de luz negra
como una profecía
Emilio Pozo
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