A MI MEMORIA
Descansaré
bajo un lecho de rosas olvidadas
que alguien que me amó
deje sobre la losa fría.
La tierra,
generosa,
me brindará cobijo,
y en los días de lluvia
llegarán hasta mí
su olor y su húmedo abrazo.
La copa de un árbol cercano
me dará su sombra
y sus ramas se llenarán de trinos
en los días verdes
de la primavera.
Y una mañana tibia,
antes que el sol despunte,
yo me despojaré
de mis viejos vestidos,
y con el alma alegre
recorreré una vez más con la mirada
los macizos de flores,
los senderos de tierra,
y levantando el vuelo
preguntaré
a alguna golondrina soñolienta
el camino más corto
para volver a casa.
Julia Jiménez
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A SEVILLA
Hoy me miro en tus ojos
como por vez primera,
ahora que no me araña
la arista del recuerdo,
Y me asomo a tu cara
De primavera niña
que baila al son que le palmean tus soles.
¡Los soles de tu alma,
siempre en la mía!.
Y veo que te rondan las esquinas
aguas de colores
y que alzas tu voz al viento
pespunteada de lunas
meciéndote en el agua de tus fuentes,
como en aquellas tardes
escondidas de soledad violeta,
vestido el sentimiento
de intimidades tiernas,
cuando yo oía tu latido
con la mano apoyada sobre tu corazón,
¡Cuántas veces
te miraron mis ojos,
cuántas,
por el lado del río!!
¡Cuántas me llevaron mis pasos
hasta donde florecen
tus sueños y tus rosas!.
luz de luna, reflejada en el agua
que manaba de ti!.
Me enredaba en tus labios,
y bebía de tu aire
que olía a flores blancas,
a matas de claveles y a geranios,
a zumo de azucenas,
a risas y a verano,
a palomas volando
bajo el cielo del parque,
a noches de ojos negros
que me partían en cientos de pedazos,
y el alba me cercaba
y yo no comprendía
el hondo suspiro que te recorría.
Ahora , que te miro largamente
como nuevo a mi alma
aquél tiempo pretérito de sombras,
ahora que la luna esculpe
en tu cintura de plata
me pregunto
como fue que sembraste tantas flores
en la tierra removida que yo era
y nunca me dijeras
que anidabas en mí,
que tú me sustentabas,
y que yo solo era
porque tú lo querías,
muchacha de la luna en el agua,
de la rosa en el pelo,
de la voz de nieve
que pare al alba
a un amor nacido
por caminos nuevos,
compañera de mi alma,
novia eterna de un río que te besa
y te lleva al altar cada mañana,
y tú sonríes,
mientras te prenden el velo palomas y azahares.
Julia Jiménez |