Kamikaze

Soy un lunático,
un enfermizo loco
lleno de blancos y negros,
de claroscuros rotos
y silencios maltrechos.

Abrazo lo vacío,
todo lo invisible,
incluso lo fugaz
y también lo imprevisible.

Soy un soñador empedernido
que juega a ser poeta,
un malabarista descoordinado
asustado de la primavera.
Soy un loco imprevisible
amigo de las estrellas.

Soy un kamikaze enamorado
preso en mi avión de papel.

(Tiempo Incierto, 2009)

Juan Antonio Baena Niño

Lisboa

La piel parece aún mojada
por la lluvia de cada mediodía,
que limpiaba el alma
y mojaba toda la ropa
de los cordeles en Alfama.
mis ojos todavía reflejan
las piedras brillantes mojadas
y la luz deliciosamente cálida
de las calles desordenadas.

Llevo el vino
besando aún mi paladar,
derramé mi alma
en cada tasca sin nombre,
bajé la mirada
ante el fado de aquel anciano,
rompí más de mil palabras,
borré más de mil pisadas.

Perdí tantas veces mi cuerpo
por sus entrañas
de ciudad adormecida,
que huele mi ropa todavía
a las calles de Lisboa,
a su cielo gris atormentado
y a Maria bailando una bossa nova.

(Inédito)

Juan Antonio Baena Niño

PIENSO

Pienso que la Humanidad
en su andar vertiginoso
olvida el don majestuoso
llamado fraternidad…
Pienso que la vaciedad
de mentes enfebrecidas
ha cobrado tantas vidas
que sobran, ya, las razones:
para destruir los cañones
y sus deudos homicidas.

Pienso que en tanto al problema
no se le halle la raíz
irá cobrando el cariz
de un insoluble dilema…
Pienso que nunca un sistema
podrá dar la solución
porque el solapado embrión
del conflicto divisor
maquina en nuestro interior
espoleando la ambición.

Pienso que si cada cual
se escudriñara a conciencia
palparía la evidencia
de ese estigma personal…
Pienso que un cambio social
tan sólo altera la faz
de ese drama contumaz
que nunca tuvo respuesta
porque el humano detesta
fundir su interno antifaz.

Pienso –sin falso optimismo-
que el autoconocimiento
será el guía siempre atento
que nos salve del abismo…
Pienso que verse a sí mismo
sin cohonestar los defectos
es hallar causas y efectos
de ese mal cuya expansión
posterga la gestación
de individuos más perfectos.

Pienso que evolucionar
acorde a la realidad
exige sinceridad
al pensar, sentir y obrar…
Pienso que para plasmar
La solución radical:
a nivel individual
primero habrá que encontrarla…
para después proyectarla
al ámbito universal.


Abel Zabala

ABDICACIÓN

Era el cantor de las flores…
el cantor de la belleza…
el que loaba la riqueza
de las formas y colores.
el cantor de los amores
platónicos y felices,
el cantor sin rimas grises
que, exaltando la armonía,
al poetizar convertía
en rosas las cicatrices.

Era el lírico aticista
que exprimía su talento
para sahumar su argumento
con su estética idealista.
El vate panegirista
de los valores más puros
que estrujaba los maduros
racimos de lo perfecto:
llenando un cáliz de afecto
para santos y perjuros.

Pero la Vida no es sólo
belleza y exquisitez:
todo anverso tiene envés
como antagónico polo.
Y un día el cantor de Apolo,
de Minerva y de Afrodita
debió asistir a la cita
a la que invita el Dolor:
y, afligido por su error,
comenzó a cantar su cuita.

Y se transformó en cantor
de lo sombrío y lo muerto,
de lo funesto y lo yerto,
de la traición y el rencor.
Todo en su prisma interior,
al entrar, se desvirtuaba…
todo, en él, se transmutaba
perdiendo su perspectiva…
bajo la influencia nociva
que su visión alteraba.

Era lógica reacción
de quien despertó recién
cuando advirtió que su edén
era sólo una ilusión…
Mas no sacó en conclusión
De que gozar y sufrir
Son dos leyes a cumplir
-cual un postulado mágico-
…y vio todo yermo y trágico
porque no aprendió a vivir.

Abel Zabala

EL LINYERA Y EL RESERO

Confluyeron sus senderos
un mediodía en que el sol
oficiaba de crisol
sobre los pastos camperos…
Sus continentes austeros
no intercambiaron ni muecas
y el “buenos días”, a secas,
del lacónico saludo
fue un poncho de afecto rudo
hilado en íntimas ruecas.

En su errante trayectoria
se hicieron hoscos y huraños
y, al par que sumaron años,
fueron perdiendo memoria.
Hoy conservan de su historia
sólo quemantes resabios…
mas, no brotan de sus labios
ni reproches ni lamentos:
porque beben de los vientos
balsámicos desagravios.

Así conviven un rato
-de churrasco y cimarrón-
sin desprender el botón
de la manea de lo ingrato.
Ora salpica un relato
aquella charla trivial…
ora un silencio espectral
sumerge a esos dos varones
en graves cavilaciones
de índole personal.

Y no es raro que un encuentro
carezca de confidencias
cuando hay agrias experiencias
alojadas tan adentro.
…Evitan llegar al centro
de la causa de su andar…
y prefieren dialogar
con el llano y con el monte
en horas que el horizonte
llama al sol a descansar.

…Y al proseguir el camino
-después de un saludo breve-
Ambos dejan que los lleve
La voluntad de su sino.
El uno es un peregrino
que fija su propia senda…
el otro, tras de la hacienda,
no puede elegir la huella…
mientras campean su estrella
galopando a media rienda.


Abel Zabala