BUSARDO RATONERO
El Ratonero, en inglés “Buzzard”, en latín Buteo buteo, y conocido en la Serranía como “águila ratonera” y “milano”, es un águila pequeña de alas anchas y redondeadas, con plumaje oscuro o pardo; pecho y vientre barrados y alas con áreas claras; plumaje variable, con individuos claros y otros oscuros. Es una rapaz sedentaria, aunque en otoño-invierno vienen algunos más del Norte; suele observarse remontándose con las alas y la cola muy abiertas, y posados en postes cerca de carreteras y caminos.
Es una especie forestal que cría en encinares, alcornocales y sotos fluviales, aunque puede verse en cualquier ambiente, como terrenos agrícolas. Se alimenta de pequeñas presas, como topillos y alúas, y carroñea con frecuencia, por ejemplo animales atropellados en carreteras.
En la Serranía de Ronda, como en toda Europa, es una rapaz común, que vemos frecuentemente durante nuestras salidas camperas y en nuestros viajes, si bien evita la proximidad de las águilas y los buitres; así pues resulta más común en dehesas, olivares y campiñas.
El Ratonero se ha beneficiado claramente del mayor respeto que tenemos desde hace unas décadas en España hacia la fauna en general, y a las rapaces en particular; también gracias a la legislación de protección y a los agentes que vigilan las actividades cinegéticas.
En una ocasión encontré una liebre atropellada cuando iba de viaje y la coloqué en un olivar cercano; al amanecer siguiente me senté en mi puesto bajo un olivo, delante de la liebre; con las primeras luces un Ratonero se posó a unos metros y miraba con intensidad aquel bulto que la tarde anterior no estaba.
Yo, dentro, apenas parpadeaba y el corazón parecía desbocado, queriendo salirse de mi pecho. Después de unos interminables minutos de tensión, acabó echándose sobre la liebre y comió, momento que aproveché para dispararle unas fotos.
Fue una de mis primeras experiencias con rapaces y años después sigo acordándome de la emoción de aquel amanecer, y sigo disfrutando la fotografía de aves con igual intensidad.
GAVILÁN
El Gavilán común, en inglés Sparrowhawk, y en latín Accipiter nisus, es una pequeña rapaz de alas redondeadas y cola larga.
Partes inferiores blanquecinas y barradas. El macho es considerablemente más pequeño que la hembra y con el plumaje teñido de rojizo.
La hembra puede confundirse con el macho del azor.
Cría en pinares y alcornocales espesos; se alimenta de pájaros que caza gracias a su ágil vuelo, a veces entre follaje apretado.
Se aquerencia frecuentemente a aguaderos donde caza y molesta continuamente a los pájaros que acuden a beber, para disgusto de fotógrafos, anilladores y silvestristas.
En otoño “bajan” muchos desde toda Europa y entonces pueden verse en cantidad no sólo en las masas arbóreas sino también en campiñas y zonas urbanas.
En la Serranía de Ronda el Gavilán es un reproductor común y un migrador e invernante abundante.
En primavera y verano resulta discreto dentro de su bosque, pero en otoño-invierno solemos verlos volar en cualquier sitio, a veces tirándose a los pájaros junto a las carreteras o sobre los pueblos.
Es una rapaz conocida por la gente del campo y que contribuye a regular la población de pájaros, por ejemplo de los mirlos, que tanta fruta comen en las huertas.
Uno de los problemas que sufre esta especie son las vallas metálicas pues a veces choca contra ellas cuando vuela bajo y rápido detrás de alguna presa. He visto alguno enganchado en el alambre de espino que se colocaba encima de la cerca pues en el último segundo ven la cerca en medio del encinar suben un poco pero a esa velocidad no pueden esquivar el último alambre.
Como anécdota, contar que conozco una fuente serrana donde una familia de gavilanes está tan aquerenciada que vuelan continuamente sobre ella y entran a diario a beber y bañarse.
Se lanzan contra los pajarillos y arrendajos que acuden, no sólo para cazarlos sino para espantarlos.
Los he visto también acosar a halcón, azor, alcotán y águila real que se acercaban a la fuente.
Cuando estás dentro del puesto vuelan delante, hasta rozar sus alas con él, se posan al lado e incluso sobre él.
A veces se posan tan cerca que no te entran en pantalla y tienes que limitarte a hacerles retratos.
Uno disfruta sus lances cercanos, aunque el resto de pájaros tengan que buscarse otro aguaero por culpa de estos “piratas”.
Caza con mucha facilidad los jóvenes pinzones y escribanos que se quedan inmóviles sin ser conscientes del peligro.
AZOR
El Azor, en inglés Goshawk, y en latín Accipiter gentilis, es una bella rapaz de tamaño medio, de alas anchas y cola larga.
Por abajo su plumaje es blanco con rayas negras, salvo en el joven que presenta una coloración parduzca.
Aspecto poderoso, con pecho y tarsos fuertes.
El macho es considerablemente más pequeño que la hembra, de manera que se confunde con la hembra de gavilán, muy similar.
Es una rapaz típicamente forestal, muy adaptada a la vida dentro del bosque, donde pasa bastante desapercibida y donde caza principalmente aves de tamaño medio.
En la Serranía de Ronda el Azor resulta escaso como reproductor; y las pocas parejas existentes crían en apartados pinares o recónditos encinares donde apenas se ven, salvo en sus vuelos nupciales en primavera o entrando a algún aguadero serrano en los rigores del verano.
En otoño-invierno resulta más frecuente de ver, cuando “bajan” individuos de Centroeuropa y vuelan en terrenos abiertos.
Una de sus principales amenazas ha sido el expolio de nidos para suministrar pollos al mercado de la cetrería, amenaza latente en la comarca.
Una de las anécdotas personales que puedo contar del azor fue fruto de una práctica muy recomendable, la de caminar solo y en silencio por el monte. La cosa combinó de tal manera que descubrí un azor posado en la rama de una encina acechando una perdiz en el suelo, y a su vez, ambas aves, depredador y presa, se miraban y me miraban.
Por unos interminables segundos estuvimos los tres inmóviles mirándonos, a ver qué pasaba, hasta que finalmente el azor se tiró a la perdiz y la cazó.
Este lance pude disfrutarlo con los prismáticos hace bastantes años pero sigo recordándolo como si fuera ayer, al igual que los capítulos de “El Hombre y la Tierra”, con los que Félix Rodríguez de la Fuente nos aficionó a muchos de mi generación a la naturaleza en general y a las rapaces en particular.
CERNÍCALO PRIMILLA
El Cernícalo primilla, en inglés Lesser Kestrel, en latín Falco naumanni, y conocido en la Serranía de Ronda como “Primilla”, es nuestra rapaz más pequeña y, por tanto, de esta carpeta; pertenece a la familia de los halcones y es parecido al anterior, el Cernícalo vulgar.
Muy blanco en las partes inferiores mientras que el dorso es de color castaño liso y la cabeza azulada en los machos, mientras que las hembras y los jóvenes son pardos con motas.
Resulta difícil de distinguir del vulgar a simple vista pero su biología es diferente.
El primilla es gregario, cría en colonias, normalmente en edificios de pueblos y a veces en tajos. Además, el primilla es estival, llega desde África en febrero y se nos va en agosto.
La voz también es diferente al vulgar y resulta muy útil para identificarlo. Por último,caza en grupos, en pastizales, rastrojos y dehesas.
En la Serranía de Ronda el Cernícalo primilla es una rapaz común aunque localizada. Hay colonias de cría en diversos cortijos abandonados, con 3-20 parejas reproductoras, en edificios históricos, como en la ciudad de Ronda, así como en algunos tajos, caso del Tajo de Ronda. De hecho, es una de las especies estrella de los “birdwatchers” que nos visitan en primavera.
Los ves asomados al Tajo con sus telescopios y prismáticos, disfrutando el elegante vuelo de los primillas.
Como en el caso del vulgar, el primilla es un aliado del agricultor al controlar las poblaciones de invertebrados y roedores.
Sin embargo está teniendo los mismos problemas que todas las aves ligadas a los medios agrícolas, el uso de pesticidas y la reducción de sitios donde nidificar. Los cortijos abandonados van cayendo al suelo y sus ruinas apenas les dejan paredones con huecos donde criar.
En los últimos años he dedicado varias sesiones de fotografía a los primillas.
Se hacen en sus colonias de cría en marzo o en julio, es decir, antes de la incubación o durante la ceba, con el permiso correspondiente.
Si entras de madrugada a la ruina y pasas las horas dentro del puesto no los molestas y los pillas muy cerca.
Pero lo que más me gusta es verlos en verano agrupados volando detrás de una cosechadora, aprovechando los invertebrados y topillos que van siendo espantados, todo un espectáculo.
También me dan una alegría cada mes de febrero cuando una mañana ya se oye su característico chasquido en el Tajo de Ronda, anunciando que han vuelto de África, que la vida se renueva y que se acerca una nueva primavera.
HALCÓN PEREGRINO
El Halcón peregrino, en inglés Peregrine, en latín Falco peregrinus, y conocido en la Serranía simplemente como “halcón”, es una rapaz mediana o pequeña, poderosa, de alas afiladas.
Emblemático por la velocidad de su vuelo, se dice que es el animal más veloz.
La parte inferior de su cuerpo es blanquecina y la superior gris oscuro.
En vuelo parece un cernícalo pero más fuerte, grande y, sobre todo, veloz cuando dice a aletear o tirarse en picado.
La hembra es mayor y los jóvenes presentan plumaje de aspecto sucio. A veces se oyen sus gritos, tanto los adultos cuando patrullan su tajo como los jóvenes mendigando.
Es una rapaz rupícola, cría en boquetes de tajos.
Caza en vuelo aves medianas o pequeñas, principalmente palomas. Es sedentario y recibimos invernantes europeos.
En la Serranía de Ronda es un reproductor escaso y localizado. En el Tajo de Ronda tenemos la suerte de contar con una pareja.
Los he visto muchas veces desde mi casa volar tranquilamente sobre Ronda, y cazar. Los he visto capturando en vuelo vencejos reales, aviones comunes, estorninos y palomas; todo un espectáculo esos lances en los que parece que el halcón coge su presa con suma facilidad, después de un vuelo rapidísimo.
Su población ha descendido considerablemente en las últimas décadas, aunque ahora se ha estabilizado, como en todo el mundo.Uno de los problemas que afronta el Halcón peregrino es el aumento de la población de Búho real, que lo depreda; otro, el expolio de nidos para la venta de sus pollos.
En una ocasión estaba yo observando con los prismáticos un halcón posado encima de la Cueva del Gato, al atardecer.
En esto que pasó debajo un bando de estorninos, que iban a dormir a la Estación de Benaoján; volaban muy pegados al suelo y muy apiñados, seguramente temerosos de lo que podía ocurrir.
No era para menos, el halcón se tiró en picado y desde atrás, rozando casi el suelo cogió el último del bando; ¡un lance precioso!.
BUITRE LEONADO
El Buitre leonado, en inglés Griffon Vulture, en latín Gyps fulvus, y conocido en la Serranía como “pajarraco”, “pajarón” y “güaitre”, es una rapaz grande que planea con alas largas y anchas, y cola corta.
Rapaz carroñera muy gregaria, tanto en colonias de cría como en dormideros, siempre en tajos.
Realiza grandes desplazamientos buscando cadáveres animales de los que se alimenta, principalmente ganado y ungulados salvajes; busca de forma cooperativa la comida de manera que cuando uno descubre la carroña, gracias a su extraordinaria vista, avisa a otros cambiando su forma de vuelo y estos tiran de otros más lejanos igual; además cuentan con la experiencia y la memoria: conocen bien todas las ganaderías, cotos y muladares de la comarca y recuerdan los sitios donde antes comieron, incluso años después, y los repasan periódicamente.
En la Serranía de Ronda el leonado es común, incluso su población ha aumentado en las últimas décadas gracias al mantenimiento de la ganadería extensiva, a su defensa por parte de la población local y a los comederos; resulta asiduo en los tres comederos autorizados de la comarca, donde elimina de forma ecológica subproductos animales no destinados a consumo humano, principalmente équidos y despojos de matadero.
En otoño su población se duplica por la llegada de individuos del norte de España.
Como anécdota, la de un joven buitre que me encontré dentro del cadáver de un caballo, que llevaba unos diez días sin poder salir y que felizmente liberamos.
Estaba marcado con placa alar amarilla y gracias a eso lo descubrí al acercarme al equino ya seco.
Le dimos carcasas de pollo en el gallinero del cortijo hasta que fue recogido; pasó de nuevo por el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas y fue liberado; al poco lo fotografié en el “Hide Sierra de las Nieves”, sano y salvo.
Otra anécdota, la de otro buitre que fotografié en una carroñada y cuando descargué las fotos comprobé que estaba anillado y le faltaba un dedo.
Hecha la consulta comprobamos que había sido recatado en Casares bajo una torreta eléctrica donde había sufrido una electrocución. La identificación de animales salvajes, mediante anilla, placa o radiotransmisor está resultando muy útil para conocer sus vidas.
ÁGUILA REAL
El Águila real, en inglés Golden Eagle, en latín Aquila chrysaetos, y conocida en la Serranía como “águila chivera” y “aguilón”, es una rapaz muy grande y oscura, de amplias alas, cola larga y vuelo poderoso.
Los adultos presentan plumaje achocolatado con nuca dorada mientras que los jóvenes son negros con manchas blancas en alas y cola.
Es sedentaria, vive en grandes montañas, como la Sierra de las Nieves y la Sierra de Líbar, y anida en tajo.
Los jóvenes, en cambio, se dispersan a grandes distancias, por campiñas con abundantes presas.
El águila real caza aves, mamíferos y reptiles medianos como palomas, córvidos, conejos, zorros, chivos y lagartos.
También carroñea en invierno, si aprieta el hambre y los buitres aún no han llegado. Su silueta y su potente voz son grata compañía durante nuestras rutas senderistas por las grandes sierras.
En la Serranía de Ronda su población se mantiene estable e incluso en ligero aumento, con la ocupación de nuevos territorios, gracias a que se mueve por las zonas más altas y agrestes de las sierras (de manera que le afecta menos la acción humana), a su versatilidad trófica (lo mismo caza que carroñea) y a su dominancia respecto a otras rapaces rupícolas (como la perdicera).
Las mejores zonas para observarla son los Parques Naturales Sierra de las Nieves y Sierra de Grazalema.
Como anécdota, la de una pareja de reales en una finca privada, cuyos dueños están muy orgullosos de tenerlas, y que sacan cada año uno o dos pollos.
El tajo es de tal dimensiones y características que cuando llaman los adultos y mendigan después los pollos retumba su voz en toda la sierra caliza de una forma mágica.
Esta pareja, además, tiene uno de sus nidos en una cueva donde antaño nidificó una pareja de quebrantahuesos; es todo un espectáculo verlas patrullar los riscos, pastizales y canchas de su sierra, transmiten sensación de grandeza y libertad.