Virginia María López Flores

Nacida en Ronda en 1993, desde su infancia tenía clara su vocación como maestra de escuela, lo que hizo realidad graduándose en Magisterio de Educación Primaria en 2015. Reacia siempre a la lectura y limitándose ésta a los poemas (especialmente los románticos) que en los libros encontraba, nunca pareció que pudiera interesarse por la escritura y no fue hasta los cursos más altos de la Educación Secundaria cuando empezó a descubrir la herramienta que tenía en la palabra para conseguir historias que dieran solución a diferentes retos, como la elaboración de un relato corto para un concurso del Instituto Rodríguez Delgado en el que estudiaba y que finalmente acabó ganando. Sin embargo, fue años después, encontrándose en el primer año de su  carrera universitaria, cuando se atrevió a plasmar por escrito todas las emociones, pensamientos, reflexiones e imaginaciones que la embargaban.

Sus temas predilectos son las vicisitudes en las que se encuentra, los monólogos que tiene consigo misma para lograr comprenderse mejor, la nostalgia, la tristeza y el amor, el cual tiene gran peso en sus escritos pues siempre se ha definido a sí misma como una persona romántica. Su comprensión para captar y transmitir lo que ve en su vida cotidiana, la hacen especial a los ojos de los que la conocen a ella y a sus escritos; sensibilidad, imaginación, ternura, giros sorprendentes en sus relatos la han mostrado como una escritora flexible y con imaginación para atreverse a cualquier reto literario que se le pueda presentar. Por último, destacar que su otra gran fuente de inspiración además de su propia vida y de los que la rodean, es la música, la cual se halla presente en la elaboración de la mayoría de sus escritos, como elemento armonioso que la ayuda a escribir.

Correo: virginialf93@gmail.com

POEMARIO

Amor

1.

Paraíso absoluto, experiencia etérea en este mundo terrenal, áspero y que se pudre; pedacitos de cielo, de clímax y de felicidad eterna, de silencio y sonido a la vez, de armoniosa música que me invade, haciendo danzar a las hormonas en mi interior y consiguiendo que hasta flote, que mis pies ya no quieran más estar unidos al suelo, sino volar, sino ser libres. Elixir para mi vida, extracto de ambrosia y muerte al tiempo para vivir una eternidad que en realidad sólo unos segundos dura. Es su risa, ¿no la sentís vosotros de la misma forma?.

2.

Éramos cómplices de este amor loco tan mío,

tú

yo

y todos los que lo sabían, los que lo callaban, los que especulaban,

miraban y decían.

Todos cómplices.

Todos testigos.

Pero también todos culpables

de un asesinato con nombre y apellidos,

sin una fecha de muerte única,

pero con tantas resurrecciones y vueltas a la tumba

como veces en las que yo te miré a los ojos.

3.

Sintiéndome desbordada,

teniendo más heridas ya que esperanzas,

y siendo incapaz de mirarme al espejo, lloro,

lloro aunque no lloro,

lloro sólo por dentro,

porque si ves mis ojos, están secos;

reprimo lo que siento, lo que sufro, todo mi duelo.

Lo hundo hacia adentro, lo escondo, lo entierro.

Que no haya un alma en este planeta que presencie mi tormento,

porque eso sería darte la vida a ti, amor, que desde anoche ya estás muerto.

4.

Tras los pasos que una vez nuestros pies anduvieron,

me doy cuenta de cuán perdida me hallaba aquel día,

siguiendo sin pensar el camino que tú hacías,

dejándome llevar y teniendo como único motivo

el amor que por ti sentía.

Qué equivocada estaba mi vida,

yo no necesito a nadie que me guíe los pasos,

tan sólo busco un alma que entienda

el hacer un camino conmigo.

5.

Y yo que no moría por nada ni por nadie

tan sólo lo hice una vez por mí misma,

y ya ven el resultado,

aquí sigo,

bien viva.

6.

Había olvidado por completo el nombre de la persona que más quería en el mundo. Buscó en la agenda de su teléfono, en los mensajes recibidos, en los enviados, en las notas por si tenía algún favor pendiente o algo que recordarle, entre las cartas que guardaba en una cajita que había en su habitación, en las tarjetas de regalos que había recibido, en las fotos que tenía en los álbumes esperando que al menos pudiera reconocer su cara y así preguntar a alguien quién era esa persona. Preguntó a su madre, a su hermana, a su mejor amiga, quién era la persona que ella más quería en el mundo. El profesor de historia, ese chico de su clase tal vez, o por supuesto, Pablo. Pero ellos no eran tan importantes; no podían ser la persona que más quisiera en el mundo.

¿Quién era él?, ¿y si era ella?.

Se estaba volviendo loca, pero era un misterio que tenía que resolver; lo necesitaba, lo tenía que conseguir. Recordar, rememorar el pasado, imaginar una situación que la llevara a saber la verdad.

¡¿Quién era esa persona?!

Entonces se miró al espejo, se fijó en sus ojos y en ellos vio la verdad. Supo en ese instante quién era esa persona, quién era a quien más quería en el mundo; halló la respuesta con tan sólo mirarse a sí misma y buscar en lo más hondo de su azul y oscura mirada.

Ella.

Era ella.

La persona a la que más quería era a sí misma; era algo que se había prometido la noche anterior para así seguir, para así querer, para así continuar su incompleta vida partiendo de lo más importante, quererse a sí misma para valorar y querer realmente al mundo.

Antonio López González

Nacido en Ronda, desde niño vivió cercano a la naturaleza, lo que es su tema favorito a fotografiar.

Amante también de la espeleología, de la unión de ambas aficiones, nacieron sus primeras obras fotográficas al plasmar con cámaras analógicas y flashes, el interior de varias cuevas, entre ellas la Cueva del Gato. En el 2005 obtuvo su primera cámara digital que era además compacta. La facilidad y comodidad que encontró con esta máquina, hizo que fuera creciendo su interés y gusto por la fotografía, hasta el punto de que a finales de la primera década del 2000, comprara el que hasta día de hoy es su equipo, una cámara réflex Olympus E-500, con objetivos y otros accesorios de fotografía que ha ido adquiriendo con el tiempo.

Ha participado en varios concursos y maratones fotográficos, la mayoría de la Serranía de Ronda y sus alrededores obteniendo algunos premios como el segundo premio en el Primer Maratón Fotográfico realizado en Ronda o el primer premio a la mejor fotografía del Carnaval de Ronda del 2016. Ha realizado tres proyecciones fotográficas y una exposición conjunta con otro fotógrafo amigo para dar a conocer algunos de sus trabajos favoritos, que contaron además con gran aceptación y gusto. Pero más allá de estos concursos y exposiciones, su verdadera pasión es conocer, estar en contacto y disfrutar de los paisajes de Ronda, fotografiar la naturaleza y con ella, los seres vivos que la habitan, especialmente los pequeños animales que encuentra en su entorno. Por ello, la fotografía "macro" es la que más practica, aunque no se pone más límites, en cuanto a temáticas a fotografiar, que aquellos que le pueda poner su cámara.

Ha participado en las tertulias “El Cinco a las Cinco” organizadas por el Colectivo Cultural Giner de los Ríos

Correo: antonioelpaste@hotmail.com

Facebook: Antonio López González / Naturalphotos A.López