Actividades y Tertulias
 
Tertulia mes de marzo, poemas de JUAN MIGUEL MELGAR BECERRA, de Arriate

 


BIOGRAFÍA

Juan Miguel Melgar Becerra es un escritor español nacido el 25/01/1985 en Arriate (Málaga).  Desde su infancia, se sintió interesado por la literatura, si bien nunca se planteó la  posibilidad de escribir poesía. A pesar de ello, a la edad de 16 años, ya había ganado  el 1º Premio del 2º Certamen de Cuentos "Villa de Arriate".

En el año 2003, queda finalista  juvenil en el VII Certamen de Poesía para Escolares "Poetas del 27" en Málaga, con el poema  "Humo inerte". Un manifiesto suyo contra los atentados del 11M es leído en Radio Coca Ser  Ronda el 12 de Marzo de 2004.

El 25 de Abril de 2005 gana el 1º Premio de Literatura en  el I.E.S. Pérez de Guzmán, en Ronda. Poco después, el Excmo. Ayuntamiento de Arriate publica  su primer poemario "De lo que nunca te dije", un libro que hace hincapié en el primer amor como    base primordial de su contenido. Este mismo año, comienza a colaborar con el Colectivo Cultural     “Giner de los Ríos” de Ronda.

En 2006 volvió a hacerse con el 1º Premio de Literatura "Pérez de Guzmán".   

En 2007, gana el 1º Premio de Poesía " Arriate en Abril", y publica su 2º poemario "El amanecer  de las rosas    tristes", su obra más íntima. La mayor aceptación de este libro se halla en el poema  "A la sombra de una mecedora    que tenía mi abuelo", que el autor dedicó a su bisabuelo fallecido, y que, a día de hoy, es uno de sus poemas más celebres.    También, ese mismo año, participa en el "VI Encuentro Provincial de Poesía" en Torrox ( Málaga ).

En el año 2009, gana por    2ª vez el Premio  de Poesía de Arriate y publica su tercer poemario "Hoy recordé tu nombre". Participó en la 1ª revista  sociocultural    de Arriate con su artículo "Esas personas importantes" y en la revista literaria "Utopía" de Málaga con varios poemas. Amante del    mundo de la radio, fue colaborador en el programa de actualidad "El tiempo que vivimos", en Radio Voz Málaga, en Estudio 21, y    en EsRadio Málaga, hasta la cancelación del programa en 2010.

Unos años después, termina su primera novela de fantasía “La flor de Olea”,    y en 2014 la editorial Pentian la edita, distribuyéndola internacionalmente.

Poco después, el Papa Francisco le otorga la Bendición Apostólica    por dicha novela. La flor de Olea llegó a estar disponible en Carolina del Sur (Estados Unidos), Texas (Estados Unidos), California (Estados Unidos),    Estocolmo (Suecia), Nueva Delhi (India), Ciudad de Westminster (Londres), North Miami (Florida), Ciudad de Iquique (Chile), Ciudad  del Cabo (Sudáfrica),    Dubái (Emitatos Árabes), Tennessee (Estados Unidos), New York (Estados Unidos), el  Reino Unido e Illinois (Estados Unidos).

En el año 2017, “La flor de    Olea” es traducida al italiano por la traductora Marika Bernard.

El 26 de Enero de 2018, estrena su obra de teatro “El hombre de su vida” en el Teatro Vicente    Espinel, de Ronda. Finalmente, es nombrado pregonero oficial 2018 de la Semana Santa de  Arriate.


 



Juan Miguel Melgar Becerra
 


POEMARIO

DE POEMAS PARA CONCHITA



IN MEMORIAM



Estábamos llegando

casi a nosotros mismos,

a esa manera de sabernos,

de habernos encontrado,

de visitarnos, de aclararnos,

de conocernos,

y estábamos incluso más vacíos,

por esa muerte que te incumbe

y que me llama,

como una voz que adora

un pájaro fugitivo;

amiga, qué soledad me dejas…

Como los mares que se ajustan

a las heladas hélices,

a las pequeñas manchas

de azul en los cristales;

como el invierno que se nutre

de la vida transparente,

o una respuesta inerte

entre Dios y la vida.

Estábamos deshilachando

los más lejanos horizontes,

las palabras que abarcan

unos cánticos sacramentales,

la tinta de un poema,

la nostalgia insensible

de haberte desandado;

estábamos sucediéndonos,

irrealizándonos,

eternizándonos,

en la villa triste y fantasiosa,

o en la presencia de las mariposas.

Estábamos contando, en un final,

otro final donde tú ya no estabas. 



HOY DIOS PUEDE LLEVARSE LO QUE QUIERA



Hoy Dios puede quedarse lo que quiera.

Si ella no está ya en su ventana,

si yo no la viera asomada a su ventana,

que Dios se quede el universo,

su ventana, sus rejas,

sus claveles colorados;

o la brisa del aire, los ríos, los colores,

los bosques, los paisajes, los suspiros...

Que Dios se quede todo lo que amo,

la lluvia, la tristeza, la dulzura,

la eternidad, la rosa, la marea...

Pero si ella estuviera en su ventana,

oh, Dios, si yo la viera en su ventana,

que el mundo se detenga,

que las montañas canten,

que los parques se llenen de palomas.

Porque Dios estaría en lo alto,

repartiendo violines y corazones.

Porque la vida no terminaría

en un sueño de eternas voluntades...



TE VOY A RECORDAR MIENTRAS LA VIDA QUIERA



Te voy a recordar mientras la vida quiera.

Mientras las flores nazcan,

mientras el humo descienda a nuestros ojos,

mientras la lluvia moje la cortina,

mientras la noche cubra de tinieblas,

mientras el hombre no se vuelva humano,

mientras el mundo siga dando vueltas.

Te voy a recordar mientras la vida quiera.

Mientras se sigan yendo los veranos,

mientras el corazón no se me rompa,

mientras los cielos sean transparentes,

y las guerras no acaben,

y la distancia nos destroce;

pero si ya las flores no nacieran,

y el humo no bajara a nuestros ojos,

y la lluvia no mojara la cortina,

y la noche no cubriera de tinieblas,

y el hombre fuera siempre un ser humano,

y hasta el mundo dejara de dar vueltas,

y los veranos no acabaran nunca,

y el corazón al fin se me rompiera,

y los cielos no fueran transparentes,

y las guerras terminaran,

y la distancia no llegara a destrozarnos;

entonces, yo inventaría de nuevo lo perdido

para que no te fueras de mi lado...



LA VOZ INCONSOLABLE



Hace tanto, dolor, que no te llamo,

que no desapareces de mi vida,

y hace tanto que siento la perdida

caricia impronunciable de tu mano.

Dolor, mátame ya, ¿no ves que en vano

ha sido el sufrimiento de mi herida?

Dolor, no te consumes, no es sabida

la voz inconsolable. No te amo.

Dolor, no te detengas. Dulcemente,

clávame tu puñal de despedida.

Entrégame la rosa entristecida,

y emprendamos camino hacia la muerte.

Dolor, no me acompañes, desalmado,

conquista otro dolor que no es el mío.

Dame la fría llave del vacío,

y el corazón sin luz que me has robado.



CREÍ RECONOCERTE



Yo digo que Conchita no es cualquiera.

Conchita es el invierno, cuando nieva,

el pueblo y la caída de las hojas.

Conchita es simplemente mi Conchita,

con su canto perenne y delicado.

Quién pudiera encontrarte, dulce amiga,

por el camino de los ruiseñores…

Si supieras, Conchita… La otra tarde,

creí reconocerte en otros ojos…



PERCEPCIONES



Llegas a mí, Conchita,

sin hacer ruido;

giras en torno a mí.

Gracias, Conchita.

Has venido a decirme

que la vida es sencilla,

que no tiene sentido

no vivirla.

Tu alma se refleja

en lo que amo,

en todas las caídas

y añoranzas,

en la distancia firme

y confiada,

del corazón ausente

y de las rosas.



PENSAMIENTOS



A veces pienso que llego hasta tu muerte,

para rogarte: amiga, no te mueras.

Entonces, tú me miras, te convenzo,

tú no te mueres más, y al otro día,

nos reímos del mundo y de las cosas;

y vuelvo en sí, Conchita. No he llegado…



VIVA



Conchita, mi Conchita, ¿sigues viva?

Yo creo que estás viva, dulcemente,

y me dicen tus labios: Sigo viva,

ya no lo dudes, Juanmi; viva siempre.



AMIGA



He conocido la amistad contigo.

Antes, los ríos quedaban encallados

y los montes se abrían,

y los mares eran calmos.

Pero llegaste tú, con tu sonrisa,

con tu manía de quererme tanto…



LA CANCELA



Éramos dos extraños. Tú, Conchita,

me abriste el corazón de tu cancela,

y yo te puse el mío entre las manos.

Amiga, ¿dónde estás? Tu voz me queda;

me quedan las palabras repartidas

entre mi corazón y tu cancela.



SE LLAMABA CONCHITA



Digo tu nombre sin percatarme apenas

que no digo Conchita, sino amiga;

y estás viva de nuevo solo tú,

como vives en mí, desde hace tiempo.

Y alguien dice tu nombre y no es Conchita,

si es que yo no te llamo por tu nombre.

Miro las calles, pero no te veo.

Conchita ¿estás ahí? Nadie responde…



LA CAJA DE PANDORA



Que la vida se lleve a los amigos...

Yo prefiero vivir con tu recuerdo,

a diluirte en hombros que no lloran,

en cariños vencidos y en palabras.

Yo prefiero guardarte, como el viento,

en la caja invisible de Pandora...



LA MUJER



Hoy me pasó una cosa, amiga.

Una mujer me vino de repente,

elogiando los versos que te escribo.

Pobre mujer, parecía tan triste…

Podría ser que un día, en el pasado,

ella también perdiera a su Conchita…



LA CIUDAD CALLADA



Si yo pudiera volver

a la última noche de tu vida,

te inventaría unos chistes

que no tienen gracia;

me vestiría de payaso

para sacarte una sonrisa,

y después unas fotos y unas copas,

y cantaríamos con la luna

esa canción que te gustaba.

“Dios y sus cosas nos reconocían”

del gran Antonio Gala.

“Haremos lo que quieras”,

te diría sin complejos,

por ser esta noche, amiga,

la última noche de tu vida.

“Recítame ese poema”,

te rogaría insistente,

ese poema que hiciste para mí,

o acaso tú decías que era para mí.

Más tarde, sobre las cinco,

me hablarías de tus problemas,

con esa paciencia innata

que sé que llevas dentro;

y ahí mismo, amiga, te diría

que lo siento,

por no haberme dado cuenta

de lo que te pasaba;

por no contar aquella noche

con las estrellas ulteriores.

Luego, tú me dirías “adiós”,

o puede que ya no,

y caminando al fin por la alameda,

Dios y sus cosas nos reconocerían. 



LA FIRME ADORACIÓN DE TU RETRATO



No ha borrado el silencio tu perfume,

ni el viento la expresión de tu mirada.

La vida no se lleva casi nada,

casi nada del tiempo que te tuve.

Acaso en el piano, más de un rato,

se escucha la solemne melodía,

como nadie ha tocado todavía

la firme adoración de tu retrato.

Y es trágico pensar que nada queda.

Tan solo la simpleza del recuerdo,

con su basto mensaje de ironía;

la lluvia, con su canto en Primavera,

la inalterable huella del invierno,

o el saber que te has ido cada día.

 



LA VILLA



Oigo un sonido lejano

que me llama, a lo lejos.

No es un repique ordinario.

Algún amor ha muerto.

La villa se viste, como siempre,

de olivos y de tierra,

y un antepasado clama

con sus carnes abiertas.

Los niños juegan, curiosos;

los novios pasean,

y algunas mujeres hablan

de sus líricas vivencias.

Los viejos todavía respetan

la hora de la siesta,

y una voz armoniosa

resuena en las callejas.

El río sigue adelante

con su luz amarillenta;

alguien canta, lo escucho.

La villa se queda quieta.



LA LLUVIA



Está lloviendo en la villa.

Suena “Blue Velvet” en la radio.

Estoy pensando. 

La lluvia es menos lluvia

sin “Blue Velvet”.

Estamos a domingo.

Hoy no quiero ir a misa.

Me quedaré escuchando

“Blue Velvet”,

hasta que Velvet signifique Velvet,

y hasta que Vinton signifique tú.



PRIMER AMOR



Si yo pudiera ocultar aquellas flores,

las nubes sigilosas y altivas del hastío,

y llenar de arco iris los tejados,

y esperar, junto a ti, la Primavera,

o eternizar las palabras de la noche,

que se derrumban incesantes,

como palomas grises;

¡Oh, amor, si te hubieras quedado!

Pero el río no se detiene;

cruza las montañas y los bosques,

asomando sus alas en el frío invierno,

sorteando las rocas y entonando canciones,

que hablan del sur en sus mejores días...



MUCHACHA EN LA ARENA 



Tú vendrías conmigo para

quedarte siempre.

De seguro la villa no te cansaría,

y dejarías a tu novio,

ese que ahora te besa,

mientras yo te miro, muchacha

de ojos claros;

el mar se funde en tu cintura

como una gaviota,

y es que no sabes, muchacha,

que eres mía…

no te vuelvas, no me enseñes

nada, quédate quieta,

con tu hemisferio sencillo

y laborioso,

yo sé que te amo, y sé que

tú me amas,

porque nunca me has visto,

y porque sé que no vives en la arena.



ELLA



Tú no eres como ella.

Te pareces a ella,

pero no eres ella.

Si acaso fueras ella,

sonreirías como ella,

llorarías como ella,

e incluso te besaría

como a ella.

Por eso, no eres ella,

porque sólo eres una villa

que se parece a ella.



MI PADRE



Casi no llegamos

a conocernos.

Tú, con tu vida

y yo con la mía.

Sin embargo, ese niño

que yo era,

te esperaba cada tarde

en las erillas,

y aunque los años pasaron,

y aunque tú no me querías,

confieso que me dolió

que te murieras.





EL VIEJO HOSPITAL 



Tú te llevaste a todos los que amaba.

Estaban aquí, aquí, por donde duele,

en esa parte donde no has caído.

Como espuma heredada, me naces de la tierra.

Te vas quedando solo, amigo mío.

Tú también me has ido dejando solo,

sin motivo aparente.

Urdes con malicia, inquina, sin conciencia.

¡Ojala ya te hubieras allanado!

¡Ojala ya te hubieran comido las hormigas!



INSOMNIO



Y ya no volverán la menos diez,

la menos todo, la primera

estación de tus labios, de ti misma.

Resonarán los años estivales,

la magnífica esencia de lo nuestro,

intentando arrasar lo inexistente.

Y acaso me gustaría decirte unas palabras,

y agruparte unas hojas y unos vientos,

o parecerme ridículo este frío

que ha dejado la flor de tu mirada

en los poemas que dejo de escribirte.

Pero todas las voces son iguales.

Las ciudades respiran todavía

en un clamor de intensas y amarillas

luces que se nos pierden en los huesos,

y es que Dios ha querido que salgamos

a encontrarnos de nuevo, mutuamente,

en las oscuras avenidas del olvido.



LA MUERTE DEL TORERILLO



Le cubrieron el pecho

con el capote raso,

con el capote grande,

con el capote bravo.

El torerillo estaba

adolorido y blanco,

con su cara de cera,

con su porte gallardo.

Unas flores tan tristes

como sus frías manos,

en un pueblo perdido,

sin bandera y sin amo.

Pitones sempiternos,

sangre serpenteante.

Amargura y requiebro.

La muerte deseante.

Clamor en los tendidos,

faena entrecortada.

¡Oh, rey del muletazo!

¡Oh, la tarde callada!

Ni amigos que lo lloren,

ni madre que lo sienta.

El torerillo estaba

solo en la casa aquella.

Y un blancor de agonía,

que besaba su frente.

Soledades juiciosas

bajo un cielo celeste,

y una cruz de madera

sobre el lecho sagrado.

Lloraba la muleta,

sobre el ancho costado.

Le cubrieron el pecho

con el capote raso,

con el capote grande,

con el capote bravo.



PALABRAS A CATALUÑA



Cataluña, ¿qué te pasa?

Dicen que te quieres ir.

¿Adónde vas a vivir

como vives en tu casa?

Eres la hermana orgullosa,

malcriada y altanera,

valiente sobremanera,

y un poquitín caprichosa.

Yo sé que todo es en vano,

te lo digo de verdad.

Hablas de tu libertad,

y nunca de tus hermanos.

Qué prisa tienes, mujer.

Puede que ya no me quieras,

pero hermana, sé sincera,

¿te volveremos a ver?

Anda ya, con lo picona

que has sido toda la vida...

Eres, hermana querida,

mi banderita española.

Venga, hermana, no me dejes.

Déjate de tonterías.

Ya lo hablamos otro día,

y acaso te diga: "Vete".

Pero quiero que seas tú,

que nadie te manipule.

Hermana, tú no te apures.

¿Sigues queriéndome aún?

No escuches al que te engaña.

Coge mi mano, hermanita,

y aunque no quieras, tú grita

con tu hermano: ¡Viva España!



 


 
 
 
 

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