Actividades y Tertulias
 
Tertulia mes de mayo - Poemas de HORIA ABSELAM MOHAMED de Melilla

 


Horia Abselam:



El compromiso con el encuentro intercultural Fue directora del Festival de las Cinco Culturas de Melilla y defiende con su obra poética el conocimiento de la diversidad Horia Abselam Mohamed (Melilla, 1963). Escritora y cantautora. Es vocal honoraria de la Unión Nacional de Escritores de España, participando activamente en todas las actividades que realiza esta entidad en Melilla. Ha publicado su obra en diferentes antologías, destacando la titulada “Alma Libre”, junto a Paco Casaña, Alvaro Cordón, Manoli Sánchez y Fortu Bitán, y las editadas por la Unión Nacional de Escritores de España, entre ellas “Antología Poética 2011”, “Poemas por la Interculturalidad”, poemario editado en 2013, y “Poemas por la Paz” (2015)

Abselam ofrece su obra poética con asiduidad en las páginas del diario MELILLA HOY, a través del suplemento dominical de este rotativo, el de mayor tirada de la prensa local, y también en redes sociales como facebook. Como cantautora, la artista ha participado en numerosos concursos y en actividades organizadas por la Ciudad Autónoma para potenciar el conocimiento de las distintas culturas que conviven en Melilla.

En este ámbito, la escritora fue directora en 2011 del Festival de las Cinco Culturas, un importante evento impulsado en favor de la interculturalidad local, organizado por el Instituto de las Culturas de la Ciudad Autónoma de Melilla. Fue además directora del Grupo Raíces, con motivo de la celebración de los 520 años de Melilla, un grupo donde se fusionaron las músicas de las diferentes comunidades étnicas de la Ciudad Autónoma.


 



 


POEMARIO DE Horia Abselam



A RETAZOS

En cada anochecida, lluvia. Embrujo de nubes perdidas. Y el amanecer suave, celeste, que llama al sol para que despierte… del sueño ,de un abismo adormecido. ¡Ay, claro de sol!, apareces, cuando la sombra yace en mis ojos, me entristece el alma y añoro el olvido. ¡Ay cielo celeste!, que embruja en la mañana, el alma terrestre. Yo lloro, al ver la pena grande del mundo, que pare de sus entrañas al hombre. Yo lloro, pues no me resigno, de ver lo que ha nacido. …………………………………..



A ti Naciste de la Tierra.

De la tierra de tu vientre diste hijos. Hombres y mujeres que respiran mundos: del castigo divino… fuiste honra. Madrugadas de frío, espaldas agachadas recogiendo frutos; frutos de la tierra labrada. de tu poder divino… abrazaste seres que el milagro de tu vientre puso entes manos. Del regalo de tu belleza… deseo supremo del hombre al que diste luz. Mujer, centro universal y razón de vida. (Dedicado por todos los días a la mujer)



A usted "Fortu"

¿Qué le escribo a usted, Fortu? A usted, que llena el campo... de melodías. ¡Qué las flores, no son flores de su pluma!. Sino cantos celestiales de colores. ¿Cómo plasmar mis versos... al señor de las palabras de estrellas?. No sé, amigo Fortu. Mi musa me ha olvidado. Y busco en mis recodos palabras bellas. Y sólo encuentro... un trozo de amistad para entregarle. Y el alba, la rosa, el mar, el cielo. Esperan de mi pluma estrofas nuevas. Y en mi humilde pobreza; sólo encuentro. Retazos de memoria de sus magistrales versos. ………………………………….



Amazigh Danza,

alegría. Té, cus-cus. Melancolía raíces y cábila. Hospitalaria halamadanía. Idiosincrasia amazigh. Cultura milenaria. Tribus varias, especias y barro. Adobe y aroma. El cordero que siempre acompaña Ouhajje, El Founti, Yqraien, Ibujien… y el rifeño de mi alma. Olor de anafre, pan de trigo. Tallin. Y tu abierta morada. Das de beber al sediento, zalea al que descansa. Y aunque sea, un trozo de pan con aceite, y un vaso de té al que pone el pie En tu cábila. El Don del que presume tu semblanza. Bereberes, ¡qué hermosa palabra!



DON ELADIO ALGARRA

Veintiuno de Marzo. “Día mundial de la Poesía”

“Eladio”, hacía honor a su día. Su pluma, su corazón. Sus sentimientos. Escriben al aire, Al viento, Al mar. Y la tinta se derrama En prosas, En versos. Desgrana una a una palabras Que surgen del alma. Poeta, orador de la vida Que duerme en sus entrañas. ¡Elegiste un buen día!... O quizás, casualidades de la vida. ¡Duerme y sueña en poesía! Fuiste a buscar la luz, La bebiste en “tacita de plata” Acompañando a tu hermano A cruzar al otro lado Nos dejastes en ascuas, Esperando al maestro poeta, Con el último beso a su tierra. Y tu allí sentado… Comparando a Cádiz con tu Melilla Vieja. ¡Cuántas palabras bellas, De hermosa letra, Plasmaste en ansiosas hojas! A tu Melilla, a tu tierra. Quiero leer tus versos Con agonía ciega, Quiero charlar contigo De la prosa, De las letras. Quiero verte en la biblioteca, Corrigiendo tus libros… Cuando ya fueron plasmadas Tus letras. Tus paseos de mañana Admirando a la ciudadela. Que me llames la atención, Por mi tardanza al entregar poemas; Para tus páginas dominicales A las que tanto amor profesas Eladio, poeta de poetas Duerme la siesta… Soñando en poemas De la vetusta ciudadela Mi mentor. Mi maestro. Mi poeta. Adiós don Eladio Algarra, Adiós con el corazón. Y las letras.

Un poeta pasea pisando las piedras de la ciudadela. Y el frescor que emanan despierta en el añoranzas. El cañón divisorio torres, almenas y puertas. El faro curioso de la costa secreta. Y el poeta pasea… y sueña. No le quedan rincones, ni piedras talladas de presos nombres; que sus pequeños ojos no socavaron en el tiempo. Y el poeta pasea… y piensa. En versos adornados en prosas inquietas en vetustas estrofas. Y piensa. Y sueña. Y pasea. Por su amada ciudadela.



“Lala, la mujer del alcalde”

Madre, esposa, poeta; Reina de La Cañá, de su casa, de su historia. Amante de la humanidad, de las letras. Despierta. Abuela, suegra. Al hablar derrocha amor, sabiduría; sencillez… en las grandes cosas. Juega con las palabras, ¡flores que salen de su boca! Lala, madre, poeta. De melilla, ciudad mestiza y hospitalaria. Tú eres la Reina. Distes a la Tierra y a Dios. Siete capullos en flor, que con tus manos riegas en el jardín de tu retiro. Morada de tu saga, de tus sentimientos. Eres mi amiga, madre y abuela. Pero en nuestras grandes conversaciones. Somos alumna y Maestra. De la vida, de las letras. A ti Lala pa´ siempre; con aprecio, respeto y hondo sentimiento que anida en un rincón de mi cuerpo.



“ LUZ DEL ALBA INALCANZABLE”

Quisiera en esta noche ver la luz del alba, lo que nadie con sus ojos ... aprecia en una mirada, lo que el horizonte nos refleja, quizás un poco, tal vez un nada. Profundiza en tu ser hasta encontrarla, hasta dejar vacío el espejo del alma; mientras fuera tu cuerpo, sonría, pues ya la halla. Esa mirada profunda que revela la luz del alba. (Noche de Rocio,Pinares de Rostrogordo)



LUZ QUE EMPIEZA

Aurora de despertares. Repartes gotas en las hojas, colores en las nubes. Silencio en el bosque de las sombras. Sólo el mar mueves... sus olas balanceas hasta la arena desde el horizonte. Y el sol coge su turno... convierte la noche oscura en azul celeste. Y a la orquesta del bosque en sonata convierte. Y todo es luz, luz perpetua. Bajo un monte azul juegan el en barro... Tahar, Abraham y Fernando. Lachmi y Saray... abrazan sus muñecas rubias. De confesiones distintas cinco seres iguales; bañados en un mar de soles perpetuos y engrandecidas lunas.



MELILLA “EL REAL”

Abrí mis ojos al mundo entre casitas alineadas de patios con pozo; de arbolada de ficus y eucaliptos; a veces, moreras y algarrobos. Campos de trigos y amapolas a los lados. Y un río seco de charcos. María, la gitana, con su carriola de enganchar los toros muertos. Pepi, la cristiana... madre, de mi amiga hermana. En casa correteaban los niños indios que mi hermana cuidaba. Y mis padres eran inquilinos de Benarroch, el hebreo dueño de las casas. Todo era mezclonanza. Y yo una rifeña orgullosa de su Torre de Babel en esta puntita de África. En la anochecida duerme en la cuna de la Luna. Mi niña, con sus sábanas de plata nacarada, se arropa. Y en el mece que mece le canto una nana. Y mi niña se duerme. Y sueña con su cuna medio sable de plata. ¡Ay! Mi niña y su cuna de Luna. ¡Ay! Que duerme y sueña Con su sable de plata. Duerme mi niña, que el sol ilumina tu cara. Y tus ojos resplandecen verdes como esmeraldas, amarillos como el Sol, azul como el agua.



“SOLA” 

Sola, acompañada y sola. Duerme en el nido de la roca, que el levante azota. Echaste raíces en la costa… duerme vetusta, duerme, sola. Dos faros le acompañan, centenarios, delante de la roca. Pero ella, siempre sola… duerme joven doncella con dos pretendientes que tu cuerpo anhelan. Peinan tus cabellos los vientos que por aquí asoman, lava tu cara bella la brisa marina con jabón de yodo y arena. De sombrilla el Gurugú, para que no te manches de pecas… tu cara morena, gitana; verde aceituna, india, de nácar cristiana Sardí, rifeña. Dos pretendientes por tí velan. ¿Qué caballero osará desposar a mi doncella? Risueña, sola, lozana y fresca. Esos ojos amarillos naranjas, como el atardecer primaveral. Verdes, como los prados verdes, del otoño jovial. Con motitas de estrellas del infinito perpetuo… Almendrados y chiquitos. Pero con una luz… ¡tan intensa e infinita! como el amor que siento por ellos. Vuelan hacia las Islas Afortunadas, En busca de la libertad soñada



Palabra no utilizada

Este globo prendido en un Universo. ¡Mágicamente prendido! Con su color azul celeste. Su amarronado color tierra. Su verde color. Lleno de luz prestada de otro globo anaranjado, amarillo, rojo. Es vida por sí solo. ¡Eternamente vivo! ¿Qué es la vida en él? La vida es una gran caricia con injusticias y muchas desdichas. Teniendo como sede la esperanza. Vida, actuación de nuestros actos. Muerte, plenitud de nuestras vivencias. Títeres locos simulan humanos. Y la Paz... yerma de vientre y de mente



"Palabra olvidada" 

Sólo el niño entiende la Paz y la practica... David le dice a Yussef, Juan a Samuel, Lina a Chao-li; ¡vayamos a jugar al lugar donde nuestros padres, se pelearon ayer por nosotros! Ellos, que nos bofetean divirtiéndose con la Amistad. Que nos enseñan sus ojos tristes. Sus vientres abultados, vacíos de hambre. Sus raquíticos cuerpos de ángeles. Aún siguen jugando en el patio a guerras, con sus pistolas de plástico. Mientras sus padres, con ojos de ira, abrazan al Odio. Sólo el niño entiende la Paz y la practica



Santa Semana

Pueblos de la cristiandad. Rezos, plegarias, deseos. Luz de vela triste; triste como la oscuridad de la muerte. Saeta de corazón partío en la noche. Escalofríos. Desnudez del alma. Mirada al cielo… La historia cristiana en paso lento. Que vaga…que vaga en silencio. Aclaman al cielo su plegaria. Los penitentes. Fervor de sentimientos. La muerte del alba. Jesús el Nazareno. ¡Levantad la mirada! Llega la procesión del alma. ¡Agachad con respeto! Orad en silencio. La historia triste, de Jesús el Nazareno.



Tu pluma 

El ocaso trae colores en mi villa.... de una gama infinita. Y vuelan versos en la orilla con alas de mariposas. Las nubes acunan rosas; rosas rojas sin espinas. Y el alba se despereza con gotas de rocio en la cara. La pluma en tu mano tiembla. Y se adelanta la escritura. Tus versos adornados juegan al coro de las mil palabras. Linea a linea Fortu... la transparencia del agua nos deja ver a todos. Esa profundidad de tu alma que plasmas en tu sabios versos. Poema dedicado a Fortu Bitán y leído en el acto celebrado el 23 de Enero de 2014, donde se entregó al poeta la Medalla de San Isidoro de Sevilla, máxima distinción honorífica de la Unión Nacional de Escritores de España. 



Tus ojos (A mi hija, Sara)

Amarillos como el Sol, verdes, como los prados verdes. Azules como la profundidad del mar. Grises como serán mis sienes. Tus ojos. Toda mi alegría al verte. Hacia arriba como Oriente. Claros como lo almeriense de tus genes, como el rifeño de mis gentes. Tus ojos. Sombra y luz de mi vida



Vuelve

En la cueva del olvido entra mi alma. Y la absorbe como embudo a la oscuridad de una tinaja. Ora, ríe y sube como la espuma. Ora, llora y baja como cebada. ¿Cuándo será liberada? sana y fresca después de ser fermentada.



Vuelvo 

Salgo de mi soledad y me encuentro con todos. El cielo compartido, el aire que respiro. La muchedumbre. El ruido. El Sol para todos. La noche sin vacío. Tu rostro, el mío. Mi luz que busco sigilosamente para abrazarme, llenarme de ella. Mi estrella, Sara, que me ilumina. Sigo el camino y su resplandor me invade. Intuyo que su energía me recuerda que no estoy sola. Ella es mi vida. Mi todo. (A mi hija Sara en sus doce otoños.)


 
 
 
 

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