Actividades y Tertulias
 
Tertulia del mes de noviembre de 2018 - Poemas de Antonio Miguel Rando Arenas

 


Antonio Miguel Rando Arenas



Nace el 28 de Abril de 1.961 en el pueblo granadino de Otívar, concretamente en la calle del engaño, plazoleta que lleva este nombre, por no tener más que una entrada, la cual sirve también de única salida.

Cuando contaba sólo con unos meses de vida sus padres se trasladan al pueblo alpujarreño de Bubión, y al año aproximadamente, acaban asentándose en Molvízar, al sur de Granada, donde vivió su niñez hasta la edad de 13 años, por motivos de trabajo de su padre se traslada a Málaga donde reside en la actualidad junto a su esposa Conchi y sus tres hijos, Antonio, Conchita y Susana.

Su afición a la poesía le viene de muy pequeño, ya que le gustaba recitar los poemas del Mío Cid y mientras paseaba bajo los almendros buscando nidos de jilgueros componía poemas que lanzaba al viento.

Es secretario fundador de Utopía de las Artes, relaciones públicas del grupo Literario Ana León Ramos, miembro de la directiva de la Asociación Malagueña de Escritores, y miembro de la Asociación de Rapsodas Españoles.

Tiene tres libros de poesías y relatos, una novela editada, además de infinidad de poemas y relatos editados en las revistas y libros siguientes: Al Alba, Alma Literaria, Rebalaje y Utopía de las Artes.

Cuenta con varios premios poéticos y ha sido presentador del programa cultural de televisión “El rincón del poeta”, en Canal Sohail TV. Además de intervenir como Rapsoda en varios teatros, centros culturales, colegios y ferias.

Colaborador asiduo con el Colectivo Cultural Giner de los Ríos, participando en las tertulias de poesías “El Cinco a la Cinco” que organiza el Colectivo.



Si quieres conectar con el Autor, puedes hacerlo a:

E-mail: antoniorando@hotmail.com


 



 


0,7  - Ya



Donde lo físico falla

y lo químico entra,

la matemática rompe

no sale la cuenta.

Campo de muchos trigos, 

trigos de una era

que al pueblo alimenta.



Vacilan potentes

de poderes dotados,

de químicas armas

trigales arrasados.

Cuerpos sin vida

que siembran los campos

y la tierra baldía,

cubriéndola de sangre,

de sangre inocente.



Hombres y niños

que corren hambrientos,

buscando en la nada

la compasión del mundo,

y el mundo, calla.

Más el cuerpo sucumbe

que no la mente,

cual crisálida

metamorfósicamente.



El amor es químico,

el cálculo muerte,

el hombre es resultado

del amor y la muerte.





Adrenalina



Me gusta acariciar tu cuerpo

hasta hundir mis dedos en tus carnes,

morder las venas de tu cuello

hasta sentir hervir tu dulce sangre.



Gemir como gime el lobo

avivando el fuego que me abrasa,

con mis uñas tus pechos desgarrando

y bebiendo el néctar de tu sabia.



Suspirar por los bucles de tus pelos

con deseos y gemidos estridentes,

lamer la fresa de tus labios

en movimientos de sístole y diástole.



Cimbrear en los muelles de una cama

enmarañar los rizos de tu vello,

haciendo despertar en ti las ganas

enroscando mis dientes en tu cuello.



Navegar sobre las olas de tu playa

retorcer la cepa de tu cuerpo,

estallar como estalla la tormenta

en la orgía de tu cuerpo somnoliento.



Abrir con mis muslos sudorosos

la llaga de tu parte más ardiente,

y oír tus lamentos y sollozos

deseando que tu cuerpo yo penetre.



Apuntar en el libro de los Guinnes

el orgasmo que mortal haya soñado,

descargando de mi cuerpo viles genes

y cayendo sobre el tuyo desplomado.



Adolecer el control de adrenalina

que secretan tus glándulas suprarrenales,

y endulzar con versos acromáticos

el ocaso de tus gemidos infernales.



Añoranzas mías



En Granada nací

donde las montañas

rascan el cielo,

y el paisaje

viste de blanco,

para que cuando el sol

con sus brazos de hombre acaricie mi tierra,

su alma transforme

en ríos y lagos.

Ríos vivos, de aguas claras

y huertas sedientas,

Genil, Guadalfeo y Darro,

ríos macizos,

de reyes soñados,

uno, muere en la mar,

después de haber adornado

la Sierra de Lújar

y todo el condado,

los otros, cabalgan por sembrados

dejando su aliento

para morir ahogados,

en prados cubiertos,

de amapolas, rosas, claveles y nardos.

Entre ellos viví mi niñez

y miles de  veces he recordado,

el olor del naranjo,

el canto del pájaro,

el caminar pesado

del arriero cansado

y el abrigo, del humilde labriego,

en polvo y sudor bañado.



ASÍ



Guiadme cuando ya marchita mi vida

el equilibrio y las fuerzas me fallen,

no dejéis que desprevenido me hallen

cuando ya la batalla esté perdida.



Cuando mis corroídos huesos se astillen

mantened mi orgullo, mi frente erguida,

que no conoce mi estandarte la huida

ni quien en combate mi honor humillen.



Ya despojado de mi cuerpo el alma

dadme cobijo donde ella reposa,

pues sólo allí encontraré la calma.



Abono he de ser de la bella rosa

que entregó su cuerpo, la vida y el alma,

con el sigilo de una mariposa.



Drogas Malditas



Los corales de tu cara

de sangre están teñidos,

sangre de la juventud

que en ti buscan,

el sueño que han perdido.



Las cenizas de la muerte

meten por sus venas,

la muerte maldita

del corazón se apodera.



Anulando la voluntad,

causando la ceguera,

sumergiendo en el lodo

lo que antes, flores eran.



Por esos malditos corales,

por el oro que te guardas,

por tu maldita despensa.



Mueren marchitas las rosas,

los claveles se adormecen,

el árbol pierde el color

y sus hojas se desprenden.



Las paredes de tu casa

con sangre están pintadas,

los corales de tu cara,

hechos de puñaladas.



¡Dejad de comerciar

con la sangre de los jóvenes!

¡Dejad ya de meter

pinchos en sus corazones!



Que las plantas  florezcan,

que el árbol frutos dé,

que las almas de los jóvenes

recuperen ya la fe.



EL  GITANO CANASTERO



No se ve bajo la higuera

al viejo de los mimbrales,

las zarzas se abren camino

entre los cañaverales.



Solitario quedó el banco

y las verdes canastillas

las mecen las cañas verdes

a la merced de la brisa.



Con su afilada navaja

entre los sangrantes dedos,

sus manos encallecidas

con acabado perfecto

las canastillas tejían.



Bajo la vieja higuera

iba quemando los días,

siempre en su boca un cigarro

y en su tez oscurecida,

más por el sol que los años,

iba escribiendo su vida.



Y cuando la tarde caía

con su voz enronquecida

pregonaba con mucho arte

por las calles empedradas

el fruto de los mimbrales.



¿Qué te ha pasado, mi viejo?

Que a las mimbres no las mecen

los vientos de Mayo y Marzo,

y en el arroyo la Higuera

va sus brevas derramando.

Las aguas con mucha pena

lamiando las zocas pardas

hasta la mar se las lleva.



¿Dónde estás, mi viejo amigo?

¿Qué será de la cigarra

cuando al final del verano

y aún maduros los higos,

ya no nublen en su canto

los humos de tu cigarro?



¿Y qué será de la higuera,

del arroyuelo y del banco?

¿Quién sacará de las cañas

las canastillas huérfanas?

¿Y quién comerá los higos

de la perfumada higuera?



Fue al final del invierno

cuando la hierba florece

y los perfumes se mezclan.

Quedó por siempre dormido

al pie de la vieja higuera.



El gitano canastero,

el que será recordado

por el viejo de la higuera.



EL PAYASO

Dos fresones por mejillas,

sobre los cabellos el sol

y en sus labios reflejados

un crisol multicolor.

Caminaba con torpeza

dando grandes tropezones,

pues los zapatos de charol

llevaban sueltos los cordones.

Cubríanle unos anchos calzones

poco más de las rodillas,

sujetos por dos tirantes

encima de la barriga.

Lucía elegantemente

la chaqueta remendada,

y anclada en la solapa

una gran margarita

que con orgullo mostraba.

Reíanse de él los niños

al ver correr sus lágrimas,

mas con mucho disimulo

su tristeza maquillaba.

Era el rey de la pista,

la atracción que nunca falla,

todos le llamaban payaso

y él no se molestaba.

Porque es sinónimo de vida,

de ilusiones y alegrías

y no se olviden señores

que en este mundo de guerras,

lo que faltan son sonrisas.

El payaso estaba triste

pues había leído las noticias,

y ese día el disfraz

la conciencia le mordía.

En la India sobran niños,

en Afganistán ya no comen,

por falta de una vacuna

en África se mueren.

Brasil, Yugoslavia, Rusia,

Colombia, Perú, la China.

Cuando para comer buscaba raíces

varios soldados dieron muerte

a un niño en Palestina.

¡Dios mío!, ¿cómo podría el payaso

salir esa tarde a la pista?

¿qué pirueta inventaría?

¡pero el payaso salió

aunque con dos lagrimitas,

y dio tropezones y saltos,

esa noche dio lo mejor de él,

pintó sus mejores sonrisas.

Al acabar la función,

se quedó dormido en una silla,

bajo el cielo estrellado

y la luna por divisa.

Soñó que podía volar

y en sus manos prendida,

como no tenía pan,

a los niños hambrientos

les daba su margarita.

Nunca volvió a despertar

y cuentan que le han visto

con el niño Jesús de la mano

repartiendo margaritas.



ENTRE TODOS LO MATARON

Negociación es un prisma de

diversa confusión,

la cordura inexistente

un disfraz multicolor.



No hay más que una

razón sin embargo se

discurre,  según cada

cual su opinión  o el

interés que defiende.



Todos saben lo que dicen,

conocen bien la verdad,

más su derrota no admiten

pues no hay imparcialidad.



Sobre la mesa el cadáver,

la viuda llorando está,

cada cual consuela al

vivo con lo que al muerto da igual.



Con vulgares

comentarios se sientan

los plañideros,

evitando pronunciar

la palabra cementerio.



Uno, le mira a la cara,

haciendo una exclamación para

asombro de la sala

sin ninguna solución.



Pues el pobre ya está frío,

y por más que quieran

templar con tanto palabrerío

lo que hacen es molestar.



El otro le lanza un guiño

y a la viuda mira los pies

pensando “pa sus

adentros” que quedó fresco el pastel.



Cualquier ocasión es

buena y del árbol caído

es, donde sale mejor leña

siendo fácil recoger.



El cauto frunce el ceño

de pocas palabras pues,

no dice nada en concreto

para no comprometer.



Rigor mortis abandona

a la vez que pasan las

horas, dilatándose el

pellejo el tema se

desmorona.



Transcurre fría la noche,

luego lo van a enterrar,

y no se han puesto de

acuerdo ni en las flores

que llevar.



Mas camino del

cementerio nadie quiere

desentonar, aunque la pena

se hace pesada y ya todo parece dar igual.



Los comentarios se entonan

y alguno a hurtadillas,

suelta una carcajada

entre agudas tocesillas.



¡Parecía no estar muerto

de preparado que va,

bien vestido y peinado,

con su color natural!



¡Calla y no digas sandeces

que muerto, muy muerto está!

Y con lo rico que era

en cueros le van a enterrar.           



¡Al menos hijos no deja

que le tengan que llorar!

Una mujer sin marido

los hijos cuesta criar.



¡Después de  muerto

debiera haberle dejado un

par! Pues una mujer sin

hijos no piensa más que

en el mal.



Cada cual examina el tema

según en cuenta le tiene,

el caso de mano en mano

como un torrente se pierde.



FILOSÓFICO

I

Dudosa es la razón

cuando la fe es vana

y sabe el eco de la voz

como la nuez moscada.



II

Crean ídolos de barro

que protegen de la lluvia

y en lúgubres y frías

salas con el tiempo se

derrumban.



III

La verdad y la mentira

al cruzarse en tu destino,

verás que una intenta perderte

y la otra abrirte el camino.





IV

Si alguna vez necesitas

que alguien te eche una mano,

mejor que te aprietes la cincha

y cargues tú con tu cántaro.





V

Compra un botijo barato

y en lugar de dar agua fresca,

te la dará más caliente

que del puchero su caldo.





VI

El ave y la mujer

tienen las alas ligeras

y si no les das querer

en un descuido se te vuelan.

Si es posible con tu “parné”.



VII

El sol no es como el vino

que se mete en una botella

y se le cambia el destino,

si esto pudiera ser ¡Ay de mi tierra!



VIII

Cada vez que me enamoro

se me rompe un poco el corazón,

por eso he decidido

guardarlo en un cajón.

¡Con razón o sin razón!



IX

Si el amor está en el miembro

no lo metas en cualquier lugar,

que puede ser que al sacarlo

no consigas más amar.



X

¿La muerte?

¿Por qué teméis?

¡Si no vivís!



Hombre libre (A Miguel Hernández)



Quiero ser presa furtiva

antes que gallo en corral

y aunque me ronde la muerte

quiero sin metas volar.

Quiero un mundo sin fronteras,

una bandera sin nombre

y una patria de igualdad

y que acompañe la suerte

a aquel que respeta y honra

y al que la razón defiende

Dios le reserve su gloria.



Yo he nacido con la frente

impregnada en libertad

y fue mi madre la fuente

de la que aprendí a amar.

Amo al sol y amo las nubes,

la calma y la tempestad.

A veces soy agua y soy nieve,

a veces fuego y volcán.



Por el prado, por la sierra

siempre camino orgulloso,

con los brazos extendidos

y mi corazón en flor,

ofrezco al que necesite

un pedacito de amor.





Prefiero ser hierba brava

que presa flor en jardín

y allá donde haya tristeza

hacer olvidar las penas

y poder hacer sonreír.





Los tres oles del Clavel



¡Ole mi alma! Decía,

un clavelillo gitano

que a una rosa pretendía.



-¡Calla, clavelillo guasón!

Que me vas a sacar los colores

¡bribón!.-



-¿Adónde vas el domingo?-

-¿El domingo? Todavía no lo sé

andan diciendo por ahí

que si en el pelo de una novia

otros, que si en medio de un gran ramo

con flores de este jardín.-



-¡Ole!, que suerte tienes mi alma

y que desdicha la mía,

que te separan de mí.-



-No te entristezcas clavelillo

que he oío decir por ahí,

que, si pa la solapa del novio

o si que  para el ramo de la virgen,

al lado de una rosa que luzca

como un rubí te van a poner, ¡Guasonsillo!-



-Ya te lo decía yo, ¡Angel mío!

Juntos hasta el fin.-



-¡Qué malaje tienes gachón!

¡Qué maneras de seducir!

Mira como me pones

que tiritando estoy por ti. -



-¡Ole!, ya era hora mi alma

que me dedicaras un verso,

que yo por ti estaría dispuesto

hasta aborrecer el agua que bebo.-



-No digas más tonterías

cállate ya, so guasón,

pues dicen las malas lenguas

que andabas merodeando

a una tal  Margarita y, 

que esta, te dio plantón.-



-Eso son habladurías

envidia, mi corazón

y por el  sonío  que tienen

de Jacinto “ el socarró”. -



No hagas caso a lo que dicen

que por tus  guesos me muero

y loco estoy por que llegue

el domingo traicionero.



Que me arranquen de raíz

de este monótono invierno,

que si algún día he de morir

quiero hacerlo junto a ti,

Rosita de mis sueños.-



-Me has convencio ladrón,

que igual que tú a mi

yo a ti te quiero

y no tengo por más remedio

que tenerte que decí,

que por un beso tuyo

“Clavelillo, me muero”. -



-¡Ole, ole y ole!-



PASIÓN



Con tus últimas fuerzas

arrastras la Cruz,

que sobre tus espaldas

ha puesto el hombre.

Llevas la mirada perdida

en la tierra por ti creada,

ya no te afecta el dolor

pues la sangre te abandona

y aún así,

rechazas tu gloria y caminas,

cumpliendo la profecía

que dictaron tus palabras

¡Camino de tu altar de Pasión!

Mientras aquel cirineo

que te quiso ayudar con la cruz

te dedica una oración.





Piel morena



La niña de piel de cobre tras la reja está escondida, al otro lado su amante versos y poemas recita,

la niña de piel de cobre, tras la reja se esconde.



Soneto dedicado a Isabel Arenas Escobar.

Mi madre, la mujer más maravillosa del mundo.

Fallecida el día de navidad del 2008.



Poema desesperado I





Combatí contra fuerzas naturales

y al perder la esperanza en la contienda

le rogué a Jesucristo por su vida

y mis oraciones fueron banales.



En el lecho yaciente y abatida,

expiró con dolor todos sus males

y quiera Dios que seamos inmortales

en el reino que ofrece tras la vida.



¿De que valdría tanto sufrimiento?

Tanto empeño en amar y ser amado

si al final todo queda en un lamento.



De tu cielo yo me creo desterrado,

vago por un mustio y árido desierto

y del clero me siento defraudado.





Poema desesperado II



Tal vez tu sabia vara de medir,

perfecta pero injusta al proceder

al momento me hiciese enfurecer

y después por mi madre yo pedir.



Hacia ti, mi rencor he de vencer,

aún con dolor, mi amor has de sentir.

En mi alma ya no cabe mas mentir

e ignorarte me vuelve a enloquecer.



En su tumba pondré tu corazón,

mil plegarias ante ella rezaré

y en ti, hallare por siempre la razón.



Tu deseo y voluntad acataré

expulsando de mi ser el vil punzón

y en su honor con justicia te amaré.



POLVO EN EL TIEMPO



El tiempo borrará nuestra memoria,

seremos como el polvo del desierto,

sin rumbo, sin destino, sin acierto,

como las viejas aspas de la noria.



Giramos sobre el eje del entuerto

creyendo alcanzar siempre la gloria

y sólo somos parte de la historia,

barcos que zarpan de su último puerto.



Partiremos con todos los honores

olvidando los miedos, los amores

y las luchas que en vida mantuvimos.



Batallas que aún ganadas las perdimos.

Los vientos borrarán nuestros temores

y los años, la vida que vivimos.





Sacromonte



Busca la luna el bronce

del pecho de los gitanos

¡Ay, Luna, Luna!

Ven esta noche rúbrica y pura

a la fuente del avellano.



Alumbrando el camino de piedra

los luceros caminan sonámbulos

y al llegar al Sacromonte,

¡Zambra y Cuevas, los gitanos!



A través de las rejas floridas

sus pequeñas navajas de estaño

los churumbeles afilan.

¡Zambra y Tango, los gitanos!



¡Toma, que toma, que toma!

¡Ole, con ole y que ole!

¡Cazuela de papas,

fideos y arroles!



Dame maica tres duros

que voy a comprar una guitarra

y me voy a la cueva del Curro

que ha nacido la Zambra.



Está cantando Juan Maya,

la Chonica con Juaquín,

María Amaya la Cabrera

bailando con la Jardín.



La Lili, la Golondrina,

Gracia del Sacromonte,

María Amaya la Bizca,

la Lucía y Manolete.



Genios y duendes del flamenco,

del baile y guitarra maestros,

gitanitos de arte y postín

se están quebrando los pechos.



María la Cabrera y sus hijos,

Teresa y Curro Albaicín,

Carmela Amaya, la Gazpacha,

María la Canastera

y su hija la Jardín.



Sus manos son castañuelas

que se elevan a los cielos

y las venas de sus cuellos

ramos de lirios moraos.

¡Zambra y tango, los gitanos!



Si yo supiera cantar

os cantaría una nana,

a los pies del Sacromonte,

a orillas de Sierra Nevada.



Mientras el Darro gime

ellos cantan y bailan.

Los gitanos coplas errantes,

el Darro espumas blancas.

¡Cante y baile, los gitanos!



Si yo pudiera cambiar

por las del Darro mis aguas,

repite siempre el Genil,

si yo pudiera cambiarlas,

“pa” regar las macetitas

que alumbran en tu ventana.



¡Ay, cómo tocan sus guitarras!

¡Cómo cantan sus gargantas!

Ellos camisas verdes,

ellas enaguas blancas.



Madre cómprame un traje,

pero que sea de lunares,

con cintas de terciopelo

y encajes en los volantes.



¡Omaita, omaita!

Quiero un bautizo gitano,

que lo bendiga mi amigo Curro

con agüita fresca del Darro.

¡Los flamencos están cantando!



Al compás de sus guitarras

retuercen su cuerpo serrano

y sus aires son los aires

de las crines de un caballo.

¡Sangre y raza, los gitanos!



Si al despertar me perdieras, Búscame





Si al despuntar la mañana

no me encuentras a tu lado,

pregúntale a los jilgueros

que saben mi caminar.

¡Dónde los enamorados

van su amor a recordar!



Si me perdieras un día

ve a la orillita del mar.

Lo mucho que te quería

fui a contarlo a las sirenas

y a escribir en las arenas

¡Jamás te podré olvidar!



Búscame en las primaveras

de nuestros sueños de antaño,

entre los vivos recuerdos

y los árboles de estaño…

en las sombras de la tarde

¡Bajo nuestro viejo árbol!



Búscame sobre la cresta

de las encrespadas olas,

entre mendigos y niños,

en los cuentos de las nanas

donde el amor es tan puro

como el aire en la mañana.



Búscame donde el camino

comienza, bifurca y acaba,

donde nace el arco iris

y donde fluyen las aguas,

sobre una rama de olivo.

¡En lo más hondo de tu alma!

 


 
 
 
 

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